Cosa sabida y confesada por todos es que en estos Cantares, como en persona de Salomón y de su esposa, la hija del rey de
Egipto, debajo de amorosos requiebros, explica el Espíritu
Santo la Encarnación de
Cristo y el entrañable amor que siempre tuvo a su
Iglesia, con otros misterios de gran secreto y de gran peso.