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Fachada del Castillo, BELMONTE

El castillo de Belmonte es una fortaleza que se eleva en el cerro de San Cristóbal, a las afueras de la villa de Belmonte, al suroeste de la provincia de Cuenca. Fue declarado Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 1931.1​ Actualmente, está considerado como Bien de Interés Cultural (BIC)
Historia
El castillo de Belmonte es un singular edificio que hace por su estado de conservación, por su especial estructura, y por su aspecto exterior, prácticamente el mismo que tuvo en el momento de su construcción, constituye un valioso tesoro patrimonial. Fue construido en la segunda mitad del siglo XV, por orden de don Juan Pacheco, primer marqués de Villena. Era un momento de convulsiones y luchas internas en la Corona de Castilla. El marqués se proponía acumular territorios y construir fortalezas para hacerse fuerte ante los problemas sucesorios que se avecinaban. En 1456, en el cerro de San Cristóbal, se inician las obras de construcción del castillo que duraron aproximadamente hasta 1468, pues en 1472 don Juan Pacheco contrae terceras nupcias con doña María Velasco de la cual no hay ni un solo escudo en el castillo.
Su arquitecto fue Hanequín de Bruselas quien también trabajó para Juan Pacheco en la Colegiata de Belmonte, pero es probable que en la finalización de las obras intervenga Juan Guas quien, como está documentado, trabajó para el marqués en otras obras como el monasterio del Parral, en Segovia y en la colegiata de Belmonte.
En 1811 los franceses fusilan en sus murallas al tío Camuñas y a ellos se atribuye el deterioro de sus pórticos que es descrito primero por José María Quadrado en 1853 y posteriormente por Carvajal y Rueda3​ en 1857.
Fue la heredera de la casa de Villena, Eugenia de Guzmán, más conocida como la emperatriz Eugenia de Montijo, la que se encarga de restituir al castillo su esplendor original. Hacia 1857 comienza las obras de restauración. Restaura las defensas de acuerdo al proyecto inicial, pero en el interior se impone el gusto de la época. Así, el arquitecto Alejandro Sureda realiza los cierres de las galerías que dan al patio, utilizando el ladrillo como material constructivo, el estilo utilizado es el neogótico. Con la caída del imperio francés, en 1870, cesa la restauración. La emperatriz se había gastado más de millón y medio de reales en la restauración del castillo según dice Torres Mena en Noticias conquenses. 4​
El edificio es ocupado durante unos años por los dominicos franceses (1881-1885) que lo adecúan como monasterio. Tras la marcha de los dominicos, el sobrino-nieto de la emperatriz, el Duque de Peñaranda, Hernando Fitz-James Stuart y Falcó, continúa con las restauraciones e incluso lo llegó a habitar.
Por Decreto del 3 de junio de 1931 el castillo fue incluido en el Tesoro Artístico Nacional (equivalente hoy en día a Bien de Interés Cultural).
Posteriormente, sirvió también como cárcel del Partido Judicial de Belmonte, y como academia de rurales Onésimo Redondo para mandos del Frente de Juventudes. Después quedó semiabandonado, sufriendo un progresivo deterioro.
Durante los siglos XX y XXI, el castillo, va sufriendo diversos estragos, que lo llevan a un estado de deterioro progresivo.
Actualmente es propiedad de la Casa Ducal de Peñaranda descendientes de la Duquesa de Alba, María Francisca de Sales Portocarrero, hermana de Eugenia de Guzmán, más conocida como Eugenia de Montijo, que fue emperatriz de los franceses por su matrimonio con Napoleón III.
Gracias a la colaboración entre los propietarios, la administración local y el Ministerio de Fomento, el castillo ha sido rehabilitado y en verano de 2010 se abrió al público. La segunda fase de la rehabilitación ha concluido en 2017.
Arquitectura
El castillo fue concebido como fortaleza-palacio, para satisfacer por una parte las necesidades defensivas del marqués de Villena, que quiso prepararlo para adaptarlo al avance de la artillería.
Por otra parte, tuvo la función de una residencia lujosa, acorde con sus ansias de poder y la influencia de don Juan Pacheco. Sus techumbres gótico-mudéjares y su bestiario gótico compiten con el castillo de la realeza de Segovia.
La planta del castillo es muy peculiar, denominada de "estructura atenazada". Está construida sobre un triángulo equilátero con dos cuerpos en dos de sus lados, y en el otro, la torre del homenaje, triángulo que se convierte en polígono de nueve lados con seis torres en los vértices que forman una estrella de seis puntas. Las torres tienen unos 22 metros de altura. La planta de este castillo en forma de estrella de seis puntas es única en España y en Europa.
El recinto principal se rodea de una barrera artillera de exquisita construcción con cien puntos de disparo, entre troneras y aspilleras, sumando los de su parte baja y alta. Esta barrera tiene tres puertas, denominadas: Puerta del Campo, Puerta de la Villa y Puerta de los Peregrinos. Además consta de tres baluartes. Sus troneras a ras de liza son de cruz y orbe, las de la parte superior son de cruz y palo.
En el interior han de reseñarse las techumbres mudéjares de sus salones y galerías. Sus techumbres y su estructura hacen de este castillo uno de los más emblemáticos de España. Su habitación más importante es la conocida como capilla o sala de embajadores. En ella hay un artesonado mudéjar con mocárabes comparables a los de la Alhambra de Granada o el palacio de la Aljafería de Zaragoza. En la misma sala hay un “bestiario medieval” esculpido en piedra, que no tiene parangón en España, pues no se trata de un bestiario disperso en los capiteles de un claustro sino concentrado en tan solo dos ventanas, se atribuye a Juan Guas. Este bestiario tiene 59 figuras, 20 en su ventana norte y 29 en la ventana orientada al poniente.
Musealización
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La empresa gestora del castillo, Fortaleza de Belmonte S. L., ha dotado al castillo con diversos contenidos culturales y didácticos para hacer de la visita al castillo de Belmonte un paseo cultural por la historia del castillo y de sus moradores. La visita cultural dispone de audio-guía en 4 idiomas (español, inglés, francés e italiano), audiovisual en gran formato con proyección de 12 minutos como introducción al recorrido turístico, y tecnologías de luz y sonido que trasladan al visitante a otra época.
Después de la visita al castillo de Belmonte, el visitante conocerá además de cómo era la vida en un castillo medieval, las vicisitudes de la guerra de sucesión en Castilla en la segunda mitad del siglo XV, entre la princesa Juana “La Beltraneja” protegida del marqués de Villena, valedor de sus derechos dinásticos, y su tía Isabel, más tarde conocida como “La Católica”, y el papel que desempeñó el señor de este castillo en esa contienda. El resultado de la contienda, que une Castilla y Aragón definitivamente, determinará la unificación de España en 1492 con la caída del reino de Granada donde también participó activamente el señor del castillo de Belmonte Diego López Pacheco que fue nombrado por los Reyes Católicos capitán general de la frontera en la mencionada guerra.
El visitante también se trasladará a la segunda mitad del siglo XIX con salas ambientadas al estilo de la propietaria del castillo en esa época, Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia por su matrimonio con Napoleón III y descendiente del marqués de Villena. Durante el recorrido de esas salas se da a conocer la apasionante vida de esta noble española que llegó a ser regente del imperio francés en tres ocasiones y que ordenó la restauración del castillo de Belmonte a mediados del siglo XIX.
Sala de armaduras
Continúa la visita con el paseo por el adarve, entre almenas y torreones, y ambientado por el audio-guía, se sitúa al visitante en el lugar del soldado siglos atrás, oteando el horizonte en busca del enemigo o rechazando un asedio al castillo. Desde el torreón norte se puede disfrutar de una magnífica vista del pueblo de Belmonte, desde donde se especifica en un gran panel los principales monumentos que se vislumbran desde la altura del castillo: la magnífica Colegiata de San Bartolomé que ordenara construir el marqués de Villena, el antiguo alcázar del Infante Don Juan Manuel actualmente reconstruido como la primera venta de don Quijote en Castilla La-Mancha, el hospital de San Andrés, el convento de las madres Concepcionistas, la Plaza del Pilar, el convento de los Trinitarios, y como no, la muralla que desde el castillo protector abraza el casco antiguo de Belmonte.
Para terminar, y después de pasar por la torre del homenaje, se puede bajar al patio de armas por una escalera de caracol, visitar la mazmorra y por fin descansar en la taberna del castillo saboreando un vino y queso de la tierra, antes de proseguir el periplo por Belmonte y las tierras de La Mancha.