Si querida mía, aquí iban a beber las vaquillas últimamente; en otros tiempos los labradores llevaban sus mulas para que bebieran en esta fuente salobre de la Plaza del Pilar. Ellos bebían en la fuente de agua dulce que estaba enfrente, junto al Convento de los Trinitarios. De tal forma que todos regresaban contentos y con las panzas llenas de agua, unas a sus cuadras y otros a sus casas. En aquella época el tanque de agua estaba recién construído en un cerro situado frente al cementerio.