Hola Agustín.
Nota. En el mensaje que traté de enviarte, parece que metí el dedo donde no debía y me quedó cortado.
Gracias por refrescarme la memoria. Efectivamente, la Catalana pernoctaba en la Fonda y la Golondrina frente a la Escuela Nueva. Mi madre me contaba que un día llegó el autobús con un conductor nuevo. Por casualidad se encontraba allí Isidro (el bufón del Sacristán) y se presto para hacerle señas con la intención de que entrara en el garaje. Lo hizo con tanto entusiasmo que se estrelló contra una tapia; Isidro salió corriendo y el pobre hombre se tiraba de los pelos cuando le dijeron que era el tonto del pueblo.
En esa época cada pueblo tenía su tonto, Belmonte tenía dos (identificados), Isidro y Maeno. Isidro padecía de Hidrocefalia y Maeno un fuerte retraso mental. Isidro vivía de donde la Juliana, unos cien metros hacia las eras, o la casa de los Pajillas.
¡Tenías que mencionarme a Marcelo!. Yo tendría unos cinco años y jugaba en mi calle, desde la tienda de la Leandra hasta el Bar de Paulino; en mis correrías pasaba frente al callejón, allí estaba Marcelo sentado con otros dos. Cada uno tenía un tirador, el tal Marcelo me usó como blanco y me pegó dos pedradas que no he podido olvidarlas en mi vida. Desde entonces los barberos no me caen bien.
Una vez oí a mi madre contar que el hijo de la Juliana era sacerdote y se había ido a la Argentina de misionero, tal vez sea otra Juliana. De cualquier manera… Gracias por todo
Un abrazo
Vicente
Nota. En el mensaje que traté de enviarte, parece que metí el dedo donde no debía y me quedó cortado.
Gracias por refrescarme la memoria. Efectivamente, la Catalana pernoctaba en la Fonda y la Golondrina frente a la Escuela Nueva. Mi madre me contaba que un día llegó el autobús con un conductor nuevo. Por casualidad se encontraba allí Isidro (el bufón del Sacristán) y se presto para hacerle señas con la intención de que entrara en el garaje. Lo hizo con tanto entusiasmo que se estrelló contra una tapia; Isidro salió corriendo y el pobre hombre se tiraba de los pelos cuando le dijeron que era el tonto del pueblo.
En esa época cada pueblo tenía su tonto, Belmonte tenía dos (identificados), Isidro y Maeno. Isidro padecía de Hidrocefalia y Maeno un fuerte retraso mental. Isidro vivía de donde la Juliana, unos cien metros hacia las eras, o la casa de los Pajillas.
¡Tenías que mencionarme a Marcelo!. Yo tendría unos cinco años y jugaba en mi calle, desde la tienda de la Leandra hasta el Bar de Paulino; en mis correrías pasaba frente al callejón, allí estaba Marcelo sentado con otros dos. Cada uno tenía un tirador, el tal Marcelo me usó como blanco y me pegó dos pedradas que no he podido olvidarlas en mi vida. Desde entonces los barberos no me caen bien.
Una vez oí a mi madre contar que el hijo de la Juliana era sacerdote y se había ido a la Argentina de misionero, tal vez sea otra Juliana. De cualquier manera… Gracias por todo
Un abrazo
Vicente