Hola Agustín,
Tu leyenda me es familiar. Mi madre me contaba que camino a Villaescusa, por el cementerio, estaba una vez un labrador arando la tierra, que estaba muy reseca y dura.
A mediodía decidió abandonar la labranza, desenganchó las mulas y dejó el arado para el día siguiente. No más había salido cuando sintió un trueno y vió salir mucho polvo. La tierra se había hundido; parece ser que había una cueva debajo de donde había estado labrando. Tengo grabada la palabra "El Celemín". ¿No será este el sitio de la leyenda?
Saludos
Vicente
Tu leyenda me es familiar. Mi madre me contaba que camino a Villaescusa, por el cementerio, estaba una vez un labrador arando la tierra, que estaba muy reseca y dura.
A mediodía decidió abandonar la labranza, desenganchó las mulas y dejó el arado para el día siguiente. No más había salido cuando sintió un trueno y vió salir mucho polvo. La tierra se había hundido; parece ser que había una cueva debajo de donde había estado labrando. Tengo grabada la palabra "El Celemín". ¿No será este el sitio de la leyenda?
Saludos
Vicente