Luz ahora: 0,14390 €/kWh
Comentario a esta fotografía, (enviada por la Sra. Dulcinea)
Estamos ante la residencia de ancianos de la villa de Belmonte de Cuenca, y que mando se construyese doña María Antonia Martínez del Peral, viuda de don José María, ostentan el título nobiliario de CONDES,
A la entrada de la residencia hay unas efigies de sus benefactores, y que lleva ya más de cincuenta años funcionando y esta regentada por una comunidad de monjitas aunque lo trabajos y faenas domestica como: comidas, limpieza y demás hay una plantilla de gente trabajadora de la villa de Belmonte que presta sus servicios y recibe una paga.
Antiguamente esto era solar de huertas y había alguna noria totalmente olvidada entre las cañas que era un peligra porque no tenía brocal.
Pues a las cañas no se le daba ningún servicio, pues se secaban las cortaban y después allí mismo se les prendían fuego, la juventud de Belmonte hacia mosqueteros cuando las cañas estaban verdes dividiendo las hojas en tiras.
Ingresan ancianos de todos los sitios de España y de diferente extracto social y son recibidos con la misma cordialidad y cariño
Una vez más se ha realizado en la villa de Belmonte un lugar de acogida.
Hay que decir que sus benefactores dejaron una renta vitalicia de tierras de labranza con todos sus arneses para que se mantuviese siempre la residencia en vigor.
Del poeta de Belmonte
Estamos ante la residencia de ancianos de la villa de Belmonte de Cuenca, y que mando se construyese doña María Antonia Martínez del Peral, viuda de don José María, ostentan el título nobiliario de CONDES,
A la entrada de la residencia hay unas efigies de sus benefactores, y que lleva ya más de cincuenta años funcionando y esta regentada por una comunidad de monjitas aunque lo trabajos y faenas domestica como: comidas, limpieza y demás hay una plantilla de gente trabajadora de la villa de Belmonte que presta sus servicios y recibe una paga.
Antiguamente esto era solar de huertas y había alguna noria totalmente olvidada entre las cañas que era un peligra porque no tenía brocal.
Pues a las cañas no se le daba ningún servicio, pues se secaban las cortaban y después allí mismo se les prendían fuego, la juventud de Belmonte hacia mosqueteros cuando las cañas estaban verdes dividiendo las hojas en tiras.
Ingresan ancianos de todos los sitios de España y de diferente extracto social y son recibidos con la misma cordialidad y cariño
Una vez más se ha realizado en la villa de Belmonte un lugar de acogida.
Hay que decir que sus benefactores dejaron una renta vitalicia de tierras de labranza con todos sus arneses para que se mantuviese siempre la residencia en vigor.
Del poeta de Belmonte