Agustín
Subiendo por mi calle se llegaba a una plaza, a la derecha vivía una familia (cuyo nombre no me acuerdo) que tenía un hijo con enanismo, pero el gachó era muy hombre. Usaba traje y corbata; se plantaba ante cualquiera, levantaba la cabeza y le miraba a los ojos.
Al fondo de la plaza, a la izquierda, estaba el corralón de Dionisio Huertas, en él había dos vacas negras. A continuación había un callejón y a la derecha se salía a las eras. También, a la derecha, estaba el hornillo donde hacían la cal.
Un abrazo
Vicente
Subiendo por mi calle se llegaba a una plaza, a la derecha vivía una familia (cuyo nombre no me acuerdo) que tenía un hijo con enanismo, pero el gachó era muy hombre. Usaba traje y corbata; se plantaba ante cualquiera, levantaba la cabeza y le miraba a los ojos.
Al fondo de la plaza, a la izquierda, estaba el corralón de Dionisio Huertas, en él había dos vacas negras. A continuación había un callejón y a la derecha se salía a las eras. También, a la derecha, estaba el hornillo donde hacían la cal.
Un abrazo
Vicente
Eres el profesor de los recuerdos. estas en lo cierto.