Amigo Agustín,
Después de leer las flores que me echas, debo decirte que en Belmonte siguen germinando buenas semillas. No podemos compararnos con los grandes intelectuales de antaño y de hogaño.
Tú eres un simple labrador que llegó a poeta; yo sólo soy un herrero, hijo de un herrero de Belmonte, que llegó a ser profesor universitario, pero sólo por matar el rato ya que la necesidad lo llevó dos veces a cambiar de oficio: de herrero a impresor y fundidor-tipógrado (como Gutemberg), también se hizo linotipista, prensista y encuadernador. Luego le dió la chochera de estudiar.
Un abrazo
Vicente
Después de leer las flores que me echas, debo decirte que en Belmonte siguen germinando buenas semillas. No podemos compararnos con los grandes intelectuales de antaño y de hogaño.
Tú eres un simple labrador que llegó a poeta; yo sólo soy un herrero, hijo de un herrero de Belmonte, que llegó a ser profesor universitario, pero sólo por matar el rato ya que la necesidad lo llevó dos veces a cambiar de oficio: de herrero a impresor y fundidor-tipógrado (como Gutemberg), también se hizo linotipista, prensista y encuadernador. Luego le dió la chochera de estudiar.
Un abrazo
Vicente
Un abrazo
Agustin
Agustin