Vuelva los ojos por sus vecinos y naturales, y revuelva en su memoria lo que de otras cosas ha oído. ¿De cuántas mujeres sabe que, por no tener cuenta con su estado y tenerla con sus antojos, están con sus maridos en perpetua lid y desgracia? ¿Cuántas ha visto lastimadas y afeadas con los desconciertos de sus hijos y hijas, con quien no quisieron tener cuenta? ¿Cuántas laceran5 en extrema pobreza porque no atendieron a la guarda de sus haciendas, o