En lo cual, como en una palabra, acaba de decir cabalmente todo lo que en esto de que vamos hablando se encierra. Porque, así como el valor de la piedra preciosa es de subido y extraordinario valor, así el bien de una buena tiene subidos quilates de virtud; y como la piedra preciosa en si es poca cosa, y, por la grandeza de la virtud secreta,