Himno
Pues que siempre tan amado
fuiste de nuestro Señor,
Santiago, apóstol sagrado,
sé hoy nuestro protector.
Si con tu padre y con Juan
pescabas en Galilea,
Cristo cambió tu tarea
por el misionero afán.
A ser de su apostolado
pasas desde pescador:
Por el hervor del gran celo
que tu corazón quemaba,
cuando Cristo predicaba
aquí su reino del cielo,
"Hijo del trueno" llamado
fuiste por el Salvador.
Pues que siempre tan amado
fuiste de nuestro Señor,
Santiago, apóstol sagrado,
sé hoy nuestro protector.
Si con tu padre y con Juan
pescabas en Galilea,
Cristo cambió tu tarea
por el misionero afán.
A ser de su apostolado
pasas desde pescador:
Por el hervor del gran celo
que tu corazón quemaba,
cuando Cristo predicaba
aquí su reino del cielo,
"Hijo del trueno" llamado
fuiste por el Salvador.