El maestro nos dice que el que viene con la inclinación de dejarse enamorar por la vida de quietud tiene que estar dispuesto a entregarse a ella como hizo Fray Luí de León que ya desde el principio lo tuvo claro, y se entrego en cuerpo y alma a su vocación, que era buscar las pisadas del creador para seguirlo a remo y vela, otra de las lecciones que nos da el maestro es que nuca vio la mar, y sin embargo nos habla de ella y de los aparejos que se necesitan para que la nave coja su rumbo y nos diría las distintas corrientes por donde soplan los aires.