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Comentario a esta fotografía
Vemos a nuestra señora la Virgen de Gracia patrona de la villa de Belmonte de (Cuenca) en su Trono adornado de flores y con las velas encendidas y una aureola de estrellitas sujetas por un arco de nubes.
Hemos de decir que esta procesionando por las calles de la villa de Belmonte de Cuenca y en estos momentos se encuentra en la plaza del Pilar porque al fondo vemos la iglesia de los trinitarios, los ciudadanos de Belmonte veneran con mucha devoción a su patrona la Virgen de Gracia.
La Virgen de Gracia es una talle en madera del siglo trece y los Belmonte quisieron arropar más a la madre de Dios e idearon que estaría más guapa poniéndole vestidos y capa y tiene un verdadero ajuar de ellos. También modificaron su estructura poniéndole ojos de cristal, aunque la virgen para conocer a sus hijos de Belmonte no era preciso verlos con los ojos físicos de la cara, sino que nos lleva a todos en su corazón de madre espiritual.
El día de su festividad la villa de Belmonte se engalana, vienen personas de muchas partes de España muy en particular los Belmonteños/nas, que un día tuvieron que inmigrar a otras partes por la necesidad de encontrar un puesto de trabajo y un porvenir para su familia.
Vemos a nuestra señora la Virgen de Gracia patrona de la villa de Belmonte de (Cuenca) en su Trono adornado de flores y con las velas encendidas y una aureola de estrellitas sujetas por un arco de nubes.
Hemos de decir que esta procesionando por las calles de la villa de Belmonte de Cuenca y en estos momentos se encuentra en la plaza del Pilar porque al fondo vemos la iglesia de los trinitarios, los ciudadanos de Belmonte veneran con mucha devoción a su patrona la Virgen de Gracia.
La Virgen de Gracia es una talle en madera del siglo trece y los Belmonte quisieron arropar más a la madre de Dios e idearon que estaría más guapa poniéndole vestidos y capa y tiene un verdadero ajuar de ellos. También modificaron su estructura poniéndole ojos de cristal, aunque la virgen para conocer a sus hijos de Belmonte no era preciso verlos con los ojos físicos de la cara, sino que nos lleva a todos en su corazón de madre espiritual.
El día de su festividad la villa de Belmonte se engalana, vienen personas de muchas partes de España muy en particular los Belmonteños/nas, que un día tuvieron que inmigrar a otras partes por la necesidad de encontrar un puesto de trabajo y un porvenir para su familia.