Comentario
Hagamos un comentario a esta fotografía que vemos y que está a la salida del bar ubicado en la plaza mayor de la villa de Belmonte de (Cuenca) y que trata del dos personas tremendamente enamoradas la una del otro y lo vemos por el caballero de la lanza en alto que al parecer es don Alonso Quijano más conocido por Don Quijote de la Mancha que esta postrado ante su amada para manifestarle todo el amor que le tiene hasta tal punto por la que día y noche trabaja por sacarla de su villa y llevarla al reino que el un día soñó..
Ellas es Dulcinea una señorita del la Villa del Toboso ubicada en el mismo corazón de la Mancha, la que recorrería el caballero de la triste figura montado en su cabalgadura llamado Rocinante un caballo de quince yerbas que todavía puede trotar con agilidad y enfrentarse con los molinos. El susodicho caballero se hace acompañar por un labriego que le hace la veces de escudero y que contagiado por las locuras del caballero lo sigue con fe de viejo cristiano donde lo quiera llevar la fe de su hidalgo.
Hagamos un comentario a esta fotografía que vemos y que está a la salida del bar ubicado en la plaza mayor de la villa de Belmonte de (Cuenca) y que trata del dos personas tremendamente enamoradas la una del otro y lo vemos por el caballero de la lanza en alto que al parecer es don Alonso Quijano más conocido por Don Quijote de la Mancha que esta postrado ante su amada para manifestarle todo el amor que le tiene hasta tal punto por la que día y noche trabaja por sacarla de su villa y llevarla al reino que el un día soñó..
Ellas es Dulcinea una señorita del la Villa del Toboso ubicada en el mismo corazón de la Mancha, la que recorrería el caballero de la triste figura montado en su cabalgadura llamado Rocinante un caballo de quince yerbas que todavía puede trotar con agilidad y enfrentarse con los molinos. El susodicho caballero se hace acompañar por un labriego que le hace la veces de escudero y que contagiado por las locuras del caballero lo sigue con fe de viejo cristiano donde lo quiera llevar la fe de su hidalgo.