Comentario
Don Alonso Quijano después del sobrio desayuno se fue al cuartucho, y empezó a hojear libros, pero ninguno se ajustaba a lo que el quería hacer cuando saliese otra vez por los caminos de la Mancha, en los libros que hojeaba quería ver algún molino pero le fue imposible porque ninguno de aquellos libros hablaba de los molinos.
Y se dijo me voy a dar una vuelta porque hoy no me centro, y salió de la casa y fue a la bebería donde encontró a los tertulianos de siempre, y aunque llegó el último los demás le cedieron la tanda porque solo se arreglaría la barba y el bigote.
Don Alonso Quijano después del sobrio desayuno se fue al cuartucho, y empezó a hojear libros, pero ninguno se ajustaba a lo que el quería hacer cuando saliese otra vez por los caminos de la Mancha, en los libros que hojeaba quería ver algún molino pero le fue imposible porque ninguno de aquellos libros hablaba de los molinos.
Y se dijo me voy a dar una vuelta porque hoy no me centro, y salió de la casa y fue a la bebería donde encontró a los tertulianos de siempre, y aunque llegó el último los demás le cedieron la tanda porque solo se arreglaría la barba y el bigote.