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BELMONTE: Comentario...

Comentario

Hoy tenemos un día primaveral en el cual nos ha visitado la lluvia la cual cae en abundancia por varias regiones de España, es motivo de alegría que” el mes de Abril de las aguas mil”, cumpla con su cometido que es regar el vergel del campo para que todo lo sembrado se desarrolle y haya una gran cosecha.

Claro que es un contratiempo para la recolección de la cereza y el melocotón y es que aquí podríamos aplicar el refranero español tan rico en su vocabulario, “Nunca llueve a gusto de todos”, pero el agua es muy necesaria y al mismo tiempo beneficiosa por eso le damos la bienvenida.

Los labriego o hombres del campo sabemos que el melón, sandia y las calabazas ahora es cuando se prepara la casilla para sembrar estos productos en tierras de secano, aunque tenemos que decir que estos productos se vende todo el año en las fruterías y es que lo invernaderos están todo el año produciendo sus cosechas.

Y retrotrayéndonos en el tiempo por estas fechas de Semana Santa íbamos al campo para hacer las casillas los labradores que estábamos ajustado con el amo para todo el año, y había que tener mucho cuidado a la vuelta del campo al pueblo porque allí estaba la guardia civil para denunciar a todo el que venía del campo estos días tan señalados de Semana Santa.

La Semana Santa por aquellas fechas eran de obligatorio cumplimiento, pues nadie eso días trabajaba, claro que estoy hablando de la época de la posguerra, cuando todo escaseaba, pero había buen humor y al parecer la gente era más humana, aparentemente. Pues en el fondo nadie podía averiguar lo que se cocia dentro del interior de cada persona, todos se regian por el pensamiento único que era el que imperaba estábamos viviendo en una dictadura.

Los trabajos del campo casi todos eran manuales aunque ya había algunos tractores en las casas de los grandes terrateniente que por la Mancha había, el primer tractor que tuvo su apogeo fue el LAN, luego llegaría el Barreiro, estos ya llevaban motor de arranque pero los coches y camiones por aquellas fechas todos se arrancaban a mano y con la manivela.

Hablemos de tiempos pasados, aunque digan que “Agua pasada no mueve molino”, pero si nos fijamos hasta estos los molinos los han traído al presente y lo vemos en el municipio de la villa de Belmonte de Cuenca que en los cerros de sus cercanía se levanta grandioso y vellos molino que hacen honor a la ruta cervantina.

Hay muchos ciudadanos que les gusta hacer esta ruta la cual pasa por varios pueblos de la ruta cervantina, y que don Miguel de Cervantes Saavedra habla de ellos en su famoso libro del hidalgo de la mancha.