BELMONTE: comentario...

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Soneto

Cuando contemplo el cielo estrellado
me olvido del día, y de la noche
y a mi alma le pongo su broche
quedando todo mi cuerpo sellado.

más al alborear la madrugada
viene la luz de sol, se va la luna
cuando cantaron a coro la tuna
en su velada con tono sagrada.

la dadivas de los enamorados
llena de arrumacos y de celos
quedando con sus ojos abrasados.

y con los suspiros cogieron vuelos
uniéndose en besos acompasados
dejando sus rencillas por los suelos.