COMENTARIO
La observación
Cuenta una leyenda que hubo un niño que iba a la escuela y no le entraban en la cabeza las lecciones que el maestro enseñaba, y como veía que no adelantaba se desanimo y se fue de la clase y no volvió a su casa, se marcho por un camino que iba a la montaña y cansado de tanto andar se paro en un pozo que había a la vera del camino y como estaba cansado se quedo durmiendo al abrigo de brocal del pozo.
Y cuando llegaron unos pastores abrevar sus rebaños lo encontraron medio dormido al niño y lo despertaron, y el niño vio como los pastores abrevaban su rebaño, pero en lo que más se fijo era en la soga que llevaba el cubo y como rozaba en la piedra del brocal donde había hecho una rozadura a la piedra, esto le hizo pensar " De como la soga que era más blanda que la piedra había dañado a la piedra", entonces el niño se pregunto por el fenómeno y se dijo; mi cabeza no es tan dura como la piedra, pues a fuerza de estudiar llegare un día que me entren las lecciones. Como así fue, este niño fue San Isidoro de Sevilla uno de los hombre más inteligente de su tiempo.
La observación
Cuenta una leyenda que hubo un niño que iba a la escuela y no le entraban en la cabeza las lecciones que el maestro enseñaba, y como veía que no adelantaba se desanimo y se fue de la clase y no volvió a su casa, se marcho por un camino que iba a la montaña y cansado de tanto andar se paro en un pozo que había a la vera del camino y como estaba cansado se quedo durmiendo al abrigo de brocal del pozo.
Y cuando llegaron unos pastores abrevar sus rebaños lo encontraron medio dormido al niño y lo despertaron, y el niño vio como los pastores abrevaban su rebaño, pero en lo que más se fijo era en la soga que llevaba el cubo y como rozaba en la piedra del brocal donde había hecho una rozadura a la piedra, esto le hizo pensar " De como la soga que era más blanda que la piedra había dañado a la piedra", entonces el niño se pregunto por el fenómeno y se dijo; mi cabeza no es tan dura como la piedra, pues a fuerza de estudiar llegare un día que me entren las lecciones. Como así fue, este niño fue San Isidoro de Sevilla uno de los hombre más inteligente de su tiempo.