El manantial de Belmonte” (Cuenca)
El arroyo corre tranquilo
Desde arriba la tronera
Y espuma crea en sigilo
Que el deja en la rivera.
A la Villa de Belmonte
Su fuente la sed quita
Porque viene del monte
Y atrás deja la vereita.
El lucero lo acompaña
Y viene a cielo abierto
Como tantos en España
Antes de ser cubierto.
Sin negarle la entrada
Le abrieron una puerta
En la zona amurallada
Que hoy esta abierta.
Dicen del agua corriente
Que su pena vuelve alegría
Y que nada ella consiente
Porque ningún mal cría.
De esta agua saludable
Bebieron bellas princesas
Y de Castilla el condestable
Nobles, condes y marquesas.
También la paladearon
Escribanos y corregidores
Hasta los santos la alabaron
Y llegó a inspirar a escritores.
22-10-23
El arroyo corre tranquilo
Desde arriba la tronera
Y espuma crea en sigilo
Que el deja en la rivera.
A la Villa de Belmonte
Su fuente la sed quita
Porque viene del monte
Y atrás deja la vereita.
El lucero lo acompaña
Y viene a cielo abierto
Como tantos en España
Antes de ser cubierto.
Sin negarle la entrada
Le abrieron una puerta
En la zona amurallada
Que hoy esta abierta.
Dicen del agua corriente
Que su pena vuelve alegría
Y que nada ella consiente
Porque ningún mal cría.
De esta agua saludable
Bebieron bellas princesas
Y de Castilla el condestable
Nobles, condes y marquesas.
También la paladearon
Escribanos y corregidores
Hasta los santos la alabaron
Y llegó a inspirar a escritores.
22-10-23
Hola Agustin. Buenas noches. Ya he leído todo lo que has escrito hoy, y las poesías ya me las he guardado. Mañana escribo un poco más.
Que tengas un buen descanso, y seguro que más que merecido. Como buen cocinero que eres, es posible que ya conozcas esta receta. Y seguro que también conoces muy bien el origen. Por cierto, la paella tiene una pinta que te abre el apetito.
Un abrazo.
Paco.
Creo Agustin, que si le pones un poco más de canela y de anís, gana bastante en calidad y ganas de comerselas.
Perrunillas caseras
Ingredientes para 18-20 unidades
Harina para todo uso –315 g
Manteca de cerdo – 250 g
Azúcar – 150 g
Bicarbonato ½ de cucharadita de café
Huevos – 1 unidad
Ralladura de limón – dos cucharadas
Anís o aguardiente – 50 ml
Canela en polvo – 2 cucharaditas
Para decorar
Clara de huevo – 1 unidad
Azúcar – al gusto
Preparación
Sobre un recipiente hondo tamizar la harina con ayuda de un colador.
Batir los huevos durante unos segundos. A continuación añadir el
azúcar, la canela, el bicarbonato, la ralladura de limón y el anís.
Remover paramezclar.
Agregar a los ingredientes anteriores la harina tamizada y combinar
los ingredientes hasta lograr una textura homogénea.
Amasa y forma una bola con la masa. Cubrir con un paño de cocina y
dejar reposar 10 minutos a temperatura ambiente.
Prepara una bandeja de horno forrada con papel.
Precalentar el horno a 180º. Pellizcar la masa y hacer bolitas de unos
20-25 g de tamaño. Colocar las bolitas sobre la bandeja de horno.
Usando un plato presiona las bolas de masa, de esta forma les daremos
una forma redonda pero algo más plana.
Batir una clara de huevo en un recipiente y pintar las perrunillas,
para darles más brillo.
Hornear entre 15 –18 minutos o hasta que estén doradas.
Abrir el horno y espolvorear un poco de azúcar. Cerrar el horno y
dejar reposar unos 5 minutos.
Las perrunillas se conservan bien si las guardas en un recipiente
hermético, durante aproximadamente una semana, luego se pueden comer
pero se endurecen, (pero siguen siendo perfectas para mojar en el café
o la leche).
¿Por qué se llaman perrunillas?
Este curioso nombre tiene su historia, provienen de los pequeños bocados que los pastores daban a los perros que les acompañaban durante la trashumancia.
La trashumancia se refiere a una práctica que se lleva haciendo siglos en la Península Ibérica. Consiste en el desplazamiento del ganado desde las zonas de meseta, —donde escaseaba el alimento para el ganado—, a los pastos de verano en las montañas donde la temperatura era más suave y el ganado se podía alimentar.
El ganado se desplazaba, y todavía lo hace por caminos que según su anchura se clasificaban en:
• Las cañadas con una anchura de igual o más de 75 m
• Los cordeles, rutas con una anchura de al menos 37.5 m
• Las veredas, caminos con una anchura de 20.9 m
Según un informe de UPA. es, los antiguos caminos trashumantes en España, abarcan unos 125.000 km y unas 400.000 hectáreas de superficie. Uniendo los valles del Guadiana y el Guadalquivir con las montañas de Cantabria.
Cuando los pastores paraban para descansar y comer, a los perros se les solía dar carne que sobraba de la comida, pero las rutas trashumantes a lo largo del tiempo sufrieron épocas de carestía, donde la carne era escasa.
Por eso los pastores se las ingeniaron para alimentarse ellos, y también a los perros con otros alimentos comunes y baratos, como la harina y el agua mezcladas.
Con harina y agua se elaboraba una masa que se cocía a la leña, cuando estaba dura se dejaba reposar y se le daba a los perros, de ahí viene lo de ‘perrunillas’.
Paco
Que tengas un buen descanso, y seguro que más que merecido. Como buen cocinero que eres, es posible que ya conozcas esta receta. Y seguro que también conoces muy bien el origen. Por cierto, la paella tiene una pinta que te abre el apetito.
Un abrazo.
Paco.
Creo Agustin, que si le pones un poco más de canela y de anís, gana bastante en calidad y ganas de comerselas.
Perrunillas caseras
Ingredientes para 18-20 unidades
Harina para todo uso –315 g
Manteca de cerdo – 250 g
Azúcar – 150 g
Bicarbonato ½ de cucharadita de café
Huevos – 1 unidad
Ralladura de limón – dos cucharadas
Anís o aguardiente – 50 ml
Canela en polvo – 2 cucharaditas
Para decorar
Clara de huevo – 1 unidad
Azúcar – al gusto
Preparación
Sobre un recipiente hondo tamizar la harina con ayuda de un colador.
Batir los huevos durante unos segundos. A continuación añadir el
azúcar, la canela, el bicarbonato, la ralladura de limón y el anís.
Remover paramezclar.
Agregar a los ingredientes anteriores la harina tamizada y combinar
los ingredientes hasta lograr una textura homogénea.
Amasa y forma una bola con la masa. Cubrir con un paño de cocina y
dejar reposar 10 minutos a temperatura ambiente.
Prepara una bandeja de horno forrada con papel.
Precalentar el horno a 180º. Pellizcar la masa y hacer bolitas de unos
20-25 g de tamaño. Colocar las bolitas sobre la bandeja de horno.
Usando un plato presiona las bolas de masa, de esta forma les daremos
una forma redonda pero algo más plana.
Batir una clara de huevo en un recipiente y pintar las perrunillas,
para darles más brillo.
Hornear entre 15 –18 minutos o hasta que estén doradas.
Abrir el horno y espolvorear un poco de azúcar. Cerrar el horno y
dejar reposar unos 5 minutos.
Las perrunillas se conservan bien si las guardas en un recipiente
hermético, durante aproximadamente una semana, luego se pueden comer
pero se endurecen, (pero siguen siendo perfectas para mojar en el café
o la leche).
¿Por qué se llaman perrunillas?
Este curioso nombre tiene su historia, provienen de los pequeños bocados que los pastores daban a los perros que les acompañaban durante la trashumancia.
La trashumancia se refiere a una práctica que se lleva haciendo siglos en la Península Ibérica. Consiste en el desplazamiento del ganado desde las zonas de meseta, —donde escaseaba el alimento para el ganado—, a los pastos de verano en las montañas donde la temperatura era más suave y el ganado se podía alimentar.
El ganado se desplazaba, y todavía lo hace por caminos que según su anchura se clasificaban en:
• Las cañadas con una anchura de igual o más de 75 m
• Los cordeles, rutas con una anchura de al menos 37.5 m
• Las veredas, caminos con una anchura de 20.9 m
Según un informe de UPA. es, los antiguos caminos trashumantes en España, abarcan unos 125.000 km y unas 400.000 hectáreas de superficie. Uniendo los valles del Guadiana y el Guadalquivir con las montañas de Cantabria.
Cuando los pastores paraban para descansar y comer, a los perros se les solía dar carne que sobraba de la comida, pero las rutas trashumantes a lo largo del tiempo sufrieron épocas de carestía, donde la carne era escasa.
Por eso los pastores se las ingeniaron para alimentarse ellos, y también a los perros con otros alimentos comunes y baratos, como la harina y el agua mezcladas.
Con harina y agua se elaboraba una masa que se cocía a la leña, cuando estaba dura se dejaba reposar y se le daba a los perros, de ahí viene lo de ‘perrunillas’.
Paco