Mi carta a los Reyes Magos:
A veces, nuestros pensamientos divagan y deambulan en muchas direcciones y hacía muchos rincones, algunos de ellos inéditos y poco frecuentados.
Al recordar que ya estamos en puertas de celebrar la llegada a Belén de los tres Magos, se me ha ocurrido una de las pocas ideas brillantes que suelo tener últimamente, escribir como un niño que sigo siendo, mi carta a los Tres Magos, esperando que no se pierda en la inmensidad del Universo y les llegue en plazo.
Esta carta, quiero que lleve las peticiones en el sentido de creatividad y espiritualidad, descartando en todo lo posible lo material.
Antes quería hacer una breve explicación sobre lo que he leído sobre la existencia, vida y recorrido de los Reyes Magos. Es muy posible, que la mayoría de las personas la conozca, pero aún así me atrevo a transcribirla:
Parece ser, que sólo en el Evangelio de San Mateo, se menciona este hecho tan popular y mundialmente conocido.
En mi pequeña investigación he aprendido que, en un principio, los escritos no dicen que fueron “tres reyes” sino “unos”. Y fue en siglos posteriores cuando se empezó a hablar de “tres Reyes”, debido sin duda al número de regalos presentados al “niño”: oro, incienso y mirra. Detalle que también aparece por primera vez en un escrito del filósofo Orígenes de Alejandría en el siglo III. En mi búsqueda, he podido comprobar que los exegetas suponen que no eran ni “magos” ni “reyes”, al menos en el sentido que se otorga hoy en día a esas palabras. Los estudiosos los dejan como “Sabios de Oriente” provenientes de India, Persia y Arabia que, precisamente por su condición, constituían los testigos más adecuados del acontecimiento que se ha ido universalizando a través de los pastores (los más bajos de la escala social) que son los que reciben el anuncio; y los sabios (los entendidos) lo descubren y ensalzan. Así mismo, los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, no aparecen hasta el siglo VI en un mosaico de la Basílica de Rávena, indicando a Melchor como quien regala la mirra, a Gaspar quien lo hace con el incienso y a Baltasar quien aporta el oro.
Sobre la estrella, que también pudo ser una cometa, lo que yo puedo entender es o parece como una una especie de deseo, de dar, de ofrecer, lo que pudo guiar a los Magos a llegar hasta su destino, Belén para ofrecer al Salvador, al Nacido, al Redentor, esos tres regalos que le ofrecieron.
Y yo, en estos momentos en el que uno de mis recuerdos gratos son para los Tres Adoradores de Jesús, ¿qué les pido a esos Magos, y sobre todo, qué me pido a mí en estos tiempos en donde en muchos sitios falta la Paz?
Les pido que haya Paz, Amor, Salud e Ilusión para todos los seres humanos. Y la realidad es que estos deseos van totalmente unidos a la Necesidad.
A nivel personal, y siendo bastante egoísta, a todas esas peticiones anteriores, les pido que me ayuden a encontrar todos los días mi paz interior. Que me ayuden a aumentar mi capacidad interior para poder entender todo lo que pasa en mi mundo interior y en el exterior.
También quiero incluir en mis peticiones, que me regalen la forma de mejorar mi actitud ante lo que la vida me trae en el día a día, me guste más o menos.
Otra de las cosas importantes que voy a pedir en mi carta, es que me regalen grandes dosis de amabilidad para poder repartirla y extenderla hacía todos los que me rodean.
Otra de las cosas que no quiero olvidar al escribir la carta, es que me traigan el don de ser agradecido por estar aquí y ahora, por ser, por tener, por luchar, por buscar, por encontrar, por sentir.
Y ya, quizás abusando un poco de su buen talante y su buena disposición, estimados Reyes Magos, no quisiera cerrar esta carta sin pediros dos cosas más: Mucha Paciencia y Tiempo.
Paciencia con todas las cosas vivimos en todos y cada uno de los momentos de nuestra existencia. Paciencia conmigo mismo, para que no pierda nunca esa Paz Interior tan necesaria en cualquier momento de mi vida.
Y Tiempo. Tiempo para poder disfrutar de todo lo que tengo alrededor, mi familia, mis amigos. Tiempo para saber pensar sólo en las cosas positivas que nos ayudan a vivir con Alegría y Esperanza. Tiempo también para poder dedicárselo a los demás. Tiempo para no agobiarme ante momentos que me gustarían que durasen más o pasasen más rápidos. Tiempo para no vivir siempre corriendo sin disfrutar del momento presente. Tiempo para seguir creciendo, para seguir aprendiendo, para seguir teniendo fe y confianza en todo lo que pueda llegar.
Tiempo para seguir madurando y Tiempo para amar a todo lo que me ha sido puesto para disfrutar de ello.
Tiempo para entender, aceptar y perdonar.
Paco.
A veces, nuestros pensamientos divagan y deambulan en muchas direcciones y hacía muchos rincones, algunos de ellos inéditos y poco frecuentados.
Al recordar que ya estamos en puertas de celebrar la llegada a Belén de los tres Magos, se me ha ocurrido una de las pocas ideas brillantes que suelo tener últimamente, escribir como un niño que sigo siendo, mi carta a los Tres Magos, esperando que no se pierda en la inmensidad del Universo y les llegue en plazo.
Esta carta, quiero que lleve las peticiones en el sentido de creatividad y espiritualidad, descartando en todo lo posible lo material.
Antes quería hacer una breve explicación sobre lo que he leído sobre la existencia, vida y recorrido de los Reyes Magos. Es muy posible, que la mayoría de las personas la conozca, pero aún así me atrevo a transcribirla:
Parece ser, que sólo en el Evangelio de San Mateo, se menciona este hecho tan popular y mundialmente conocido.
En mi pequeña investigación he aprendido que, en un principio, los escritos no dicen que fueron “tres reyes” sino “unos”. Y fue en siglos posteriores cuando se empezó a hablar de “tres Reyes”, debido sin duda al número de regalos presentados al “niño”: oro, incienso y mirra. Detalle que también aparece por primera vez en un escrito del filósofo Orígenes de Alejandría en el siglo III. En mi búsqueda, he podido comprobar que los exegetas suponen que no eran ni “magos” ni “reyes”, al menos en el sentido que se otorga hoy en día a esas palabras. Los estudiosos los dejan como “Sabios de Oriente” provenientes de India, Persia y Arabia que, precisamente por su condición, constituían los testigos más adecuados del acontecimiento que se ha ido universalizando a través de los pastores (los más bajos de la escala social) que son los que reciben el anuncio; y los sabios (los entendidos) lo descubren y ensalzan. Así mismo, los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, no aparecen hasta el siglo VI en un mosaico de la Basílica de Rávena, indicando a Melchor como quien regala la mirra, a Gaspar quien lo hace con el incienso y a Baltasar quien aporta el oro.
Sobre la estrella, que también pudo ser una cometa, lo que yo puedo entender es o parece como una una especie de deseo, de dar, de ofrecer, lo que pudo guiar a los Magos a llegar hasta su destino, Belén para ofrecer al Salvador, al Nacido, al Redentor, esos tres regalos que le ofrecieron.
Y yo, en estos momentos en el que uno de mis recuerdos gratos son para los Tres Adoradores de Jesús, ¿qué les pido a esos Magos, y sobre todo, qué me pido a mí en estos tiempos en donde en muchos sitios falta la Paz?
Les pido que haya Paz, Amor, Salud e Ilusión para todos los seres humanos. Y la realidad es que estos deseos van totalmente unidos a la Necesidad.
A nivel personal, y siendo bastante egoísta, a todas esas peticiones anteriores, les pido que me ayuden a encontrar todos los días mi paz interior. Que me ayuden a aumentar mi capacidad interior para poder entender todo lo que pasa en mi mundo interior y en el exterior.
También quiero incluir en mis peticiones, que me regalen la forma de mejorar mi actitud ante lo que la vida me trae en el día a día, me guste más o menos.
Otra de las cosas importantes que voy a pedir en mi carta, es que me regalen grandes dosis de amabilidad para poder repartirla y extenderla hacía todos los que me rodean.
Otra de las cosas que no quiero olvidar al escribir la carta, es que me traigan el don de ser agradecido por estar aquí y ahora, por ser, por tener, por luchar, por buscar, por encontrar, por sentir.
Y ya, quizás abusando un poco de su buen talante y su buena disposición, estimados Reyes Magos, no quisiera cerrar esta carta sin pediros dos cosas más: Mucha Paciencia y Tiempo.
Paciencia con todas las cosas vivimos en todos y cada uno de los momentos de nuestra existencia. Paciencia conmigo mismo, para que no pierda nunca esa Paz Interior tan necesaria en cualquier momento de mi vida.
Y Tiempo. Tiempo para poder disfrutar de todo lo que tengo alrededor, mi familia, mis amigos. Tiempo para saber pensar sólo en las cosas positivas que nos ayudan a vivir con Alegría y Esperanza. Tiempo también para poder dedicárselo a los demás. Tiempo para no agobiarme ante momentos que me gustarían que durasen más o pasasen más rápidos. Tiempo para no vivir siempre corriendo sin disfrutar del momento presente. Tiempo para seguir creciendo, para seguir aprendiendo, para seguir teniendo fe y confianza en todo lo que pueda llegar.
Tiempo para seguir madurando y Tiempo para amar a todo lo que me ha sido puesto para disfrutar de ello.
Tiempo para entender, aceptar y perdonar.
Paco.