El abordaje
Agustín tan pronto como tuvo la oportunidad de hablar con FAUSTO DE MILEVI lo hizo y acompañado de sus amigo.
Fausto lo recibió como si de un hijo se tratara ya que había oído hablar de él como la joven promesa de la SECTA MANIQUEA. Agustín le abrió el corazón y le conto todas aquellas preocupaciones que tanta le acuciaba y que tenía ganas de hallar una respuesta, más OH desilusión.
Vio enseguida que el gran FAUSTO DE MILEVI era ayuno en las ciencias liberales, tan solo poseía los conocimientos de la gramática, y eso si hablaba un lenguaje muy refinado y atractivo para aquellos seguidos que lo seguían con una fe inquebrantable, pero que no decía más que los otro.
Los días siguientes
Agustín, fue muchas veces a ver al que hasta entonces había sido su referencia y su padre espiritual, pero al ver que no le aclaro ninguno problema que tanto le preocupaba dejo de interesarle aquel santón.
Fausto por otra parte se presentaba con toda humildad incluso llegó a querer que Agustín le hablar de los temas que el sabía, pues como Agustín más tarde reconocería, “ Este hombre era de los prudentes, porque si no estaba en el camino de la verdad, no era tan ignorante para meterse en un jardín del cual no pudiera salir” de esta forma lo retrataría Agustín en sus Confesiones.
Perder la fe
Agustín al paso de los días y conocer a jerarca de la SECTA MANIQUEA perdió toda esperanza de hallar la verdad, y aunque siguió perteneciendo a la secta MANIQUEA ya no iba con la ilusión que había ido en tiempos pasados.
Por aquellas fechas era profesor de RETÓRICA en Cartago y llegó a tener problemas con los discípulos porque eran unos mal educados y pasaban a clase vociferan, y esto le ponía nervioso así es que determino de pedir traslado para marcharse de Cartago a Roma.
Traslado de Cartago a Roma
Agustín en barco rumbo a Roma, y cuando llegó se hospedó en casa de un hermano MANIQUEO, vemos que aquí aprovecho los raines que le brindaba la secta para deslizarse por los caminos del mundo.
También advirtió al maniqueo que le brido hospedaje que no fuese tan crédulo y que desconfiara más de la secta maniquea.
Agustín, empezó a dar clases en Roma y se dio cuenta de que los discípulos eran más educados al pasar a clase, pero con el tiempo se dio cuenta que algunos de estos eran peores que los discípulos de Cartago.
Puesto de Roma tenía malas artes y cuando tenían que pagarle al maestro buscaba otro para no pagarle al que había tenido, esto era un pecado mayor.
Agustín pide traslado de Roma a Milán.
Pues en Milán estaba la corte de Valentiniano II, también en esta ocasión aprovechó la recomendación de otro JERARCA MANIQUEO como era Aurelio Simanco, preceptor romano por aquella época y enemigo del obispo de Milán Ambrosio.
Pues vemos que nadie da puntadas sin hilo, Aurelio Si manco, había oído hablar del joven profesor y si quiso ayudarle fue para enfrentarlo a su enemigo como era el obispo católico Ambrosio.
Agustín obtuvo la cátedra que pedía en MILÁN, por mediación del maniqueo Aurelio Simanco, que era toda una autoridad romana.
Agustín en Milán
Agustín tan pronto como tuvo la oportunidad de hablar con FAUSTO DE MILEVI lo hizo y acompañado de sus amigo.
Fausto lo recibió como si de un hijo se tratara ya que había oído hablar de él como la joven promesa de la SECTA MANIQUEA. Agustín le abrió el corazón y le conto todas aquellas preocupaciones que tanta le acuciaba y que tenía ganas de hallar una respuesta, más OH desilusión.
Vio enseguida que el gran FAUSTO DE MILEVI era ayuno en las ciencias liberales, tan solo poseía los conocimientos de la gramática, y eso si hablaba un lenguaje muy refinado y atractivo para aquellos seguidos que lo seguían con una fe inquebrantable, pero que no decía más que los otro.
Los días siguientes
Agustín, fue muchas veces a ver al que hasta entonces había sido su referencia y su padre espiritual, pero al ver que no le aclaro ninguno problema que tanto le preocupaba dejo de interesarle aquel santón.
Fausto por otra parte se presentaba con toda humildad incluso llegó a querer que Agustín le hablar de los temas que el sabía, pues como Agustín más tarde reconocería, “ Este hombre era de los prudentes, porque si no estaba en el camino de la verdad, no era tan ignorante para meterse en un jardín del cual no pudiera salir” de esta forma lo retrataría Agustín en sus Confesiones.
Perder la fe
Agustín al paso de los días y conocer a jerarca de la SECTA MANIQUEA perdió toda esperanza de hallar la verdad, y aunque siguió perteneciendo a la secta MANIQUEA ya no iba con la ilusión que había ido en tiempos pasados.
Por aquellas fechas era profesor de RETÓRICA en Cartago y llegó a tener problemas con los discípulos porque eran unos mal educados y pasaban a clase vociferan, y esto le ponía nervioso así es que determino de pedir traslado para marcharse de Cartago a Roma.
Traslado de Cartago a Roma
Agustín en barco rumbo a Roma, y cuando llegó se hospedó en casa de un hermano MANIQUEO, vemos que aquí aprovecho los raines que le brindaba la secta para deslizarse por los caminos del mundo.
También advirtió al maniqueo que le brido hospedaje que no fuese tan crédulo y que desconfiara más de la secta maniquea.
Agustín, empezó a dar clases en Roma y se dio cuenta de que los discípulos eran más educados al pasar a clase, pero con el tiempo se dio cuenta que algunos de estos eran peores que los discípulos de Cartago.
Puesto de Roma tenía malas artes y cuando tenían que pagarle al maestro buscaba otro para no pagarle al que había tenido, esto era un pecado mayor.
Agustín pide traslado de Roma a Milán.
Pues en Milán estaba la corte de Valentiniano II, también en esta ocasión aprovechó la recomendación de otro JERARCA MANIQUEO como era Aurelio Simanco, preceptor romano por aquella época y enemigo del obispo de Milán Ambrosio.
Pues vemos que nadie da puntadas sin hilo, Aurelio Si manco, había oído hablar del joven profesor y si quiso ayudarle fue para enfrentarlo a su enemigo como era el obispo católico Ambrosio.
Agustín obtuvo la cátedra que pedía en MILÁN, por mediación del maniqueo Aurelio Simanco, que era toda una autoridad romana.
Agustín en Milán