BELMONTE: La besana...

La besana

Había una vez un mayoral de casa grande de labor que en el mes de Abril comenzaban a Alomar los barbechos en aquella casa grande, y eran bastante los zagales que servían como labradores en aquella finca, y el mayoral tenía por costumbre de darse una vuelta al almuerzo por los tajos de los zagales por ver como llevaban sus besanas, y algunos zagales eran verdaderos artistas, porque llevaban su besana a cartabón.

Otros la llevaban regular porque solían hacer varios guiños y la abe-sanaban, aunque a la hora de cerrar los tajos lo hacían bien, porque cuando son varios los labradores que están arando en el mismo pedazo ó rocha lo importante es que todas las besanas vayan a la misma señal para cerrar bien y no hacer cornijal en una punta de la besana, esto desmerece al zagal que incurría en este error.

Cuanto podíamos estar hablando de esto los que un día ya lejano en el tiempo tuvimos la ocasión de manejar el arado romano sujetado por la esteva y la hija y tirado por la yunta de mulas y con cuanta ilusión miraban de hacerlo bien, porque siempre existía esa honrilla de quedar bien o acercarse al que mejor lo hacía.

Y más si las besanas eran larga e iban a caer a un camino por el que tenían que pasar muchos labradores de otras casas que solían hacer algún que otro comentario cuando iban a la taberna, por la Mancha esto se comentaba bastante y como dice la escritura santa “ El vino alegra el corazón del hombre y lo dispone a la crítica”.

Pero volvamos otra vez al comentario que hacia el mayoral a la hora de almorzar cuando repasaba los tajos de los gañanes, que cuando volvía a donde se había dejado la cuadrilla de zagales solía hacer el siguiente comentario “ Arar bien es de vanidosos” y habiendo uno que no lo hacia también, respondió y hacerlo mal de que es señor, “hacerlo mal es de perros” le contesto el mayoral el aludido quedo sin palabras.