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BELMONTE: Reflexión...

Reflexión

Señor que yo sienta tu presencia en momento de Soledad.

Hay momentos en la vida del hombre que siente la soledad, y en esos momentos es cuando deseamos sentir la presencia del Señor el hombre espiritual siente esos momentos aunque pase por etapas de sequedad, no necesita recurrir a las drogas, sino que son momentos de recogerse en si mismo y esperar a que se pase el temporal, pues siempre que hemos sufrido un aguaceros hemos visto que ha vuelto a salir el sol y hemos visto el arco iris, que según algunos libros es la señal que Dios puso para indicar al hombre que nunca jamás volvería a mandar otro diluvio universal.

Es muy cierto que el hombre necesita tener algo que los estimule y el hombre espiritual tiene la oración, aunque nos dice la Sagrada escritura que el vino alegra el corazón del hombre, y los grandes médicos de la antigüedad lo encomendaba para aplacar los males del estómago, sea como fuere un trago de vino no viene mal en según en qué momento.

Vemos que en cualquier inauguración o pacto siempre se brinda con vino o champán esto se hace hasta en las bodas, y es que el vino aviva el corazón de los hombres y también de las mujeres aunque quita fuerza a la razón y suelta la lengua, leía yo en algunos párrafos de la orden de los agustinos que en el comedor de la orden había un letrero en letras grandes que se podía leer “ No hay mesa sin vino, ni sermón sin agustino” como vemos que las órdenes religiosas nunca estuvo prohibido el vino.

En mi juventud recuerdo que bebía el vino como si fuera agua y sabía lo que después pasaba ahora no lo pruebo ni en las comidas y ya llevo tiempo sin probarlo, y es que el vino gusta beberlo en compañía en solitario nunca me apeteció el vino siempre lo bebí en compañía de otros que me acompañaban y los tenía como amigos, y es que con la edad va uno dejando según que vicios que hubo un tiempo que fueron capricho de la vida que uno se podía permitir, Es curioso el recordar las vivencias del pueblo cuando había viudas que en la puerta del la entrada de la casa ponían un chaparro colgando para indicar que allí se vendía vino.

También iban algunos tertulianos que acompañaban a la viuda y se bebían un par de vasos del fruto de la vid en compañía de otros amigo y que pagaban religiosamente a la dueña que en este caso era la viuda, yo traigo la imagen de estas cosas por fui un testigo ocular que presenció la escena. Los hombres como eran mayores amenizaban la tertulias de la sanocha de la noche contando sus batallitas de joven, todo eso ha ido desapareciendo con la introducción de la televisión y el botellín de cerveza.

14-09-24