BELMONTE: COMENTARIO...

COMENTARIO

El arado romano

Hoy vemos al arado bien calzado, pero colgado de un atril en el museo, Pero te conocimos desarmado, con esteva, orejeras, reja y el que todo lo sujetaba que era el pescuño. Cuanto capones este recibía del martillo, hasta quedar todo ajustado. El arado era bien tratado por el zagal, que con el se amistaba para dejar el labrado bien hecho. No olvidemos las otras partes que también eran necesarias, como el timón, la cama y el dental.