Cervantinas:
A mi tierra Manchega: contemplo tu campiña solitaria, que en el pasado tiempo se oía cantar al gañan en la mañana, el que cogía la ijada por bandera, y con su otra libre sujetaba la esteba, nobleza de una estirpe que se doblaba humilde en la besana sudorosa,
Ya no se cimbrea la mula Capota negra que gateaba el lomo, ni el macho que atendía por Marinero de pelo tordo, aquel que no se cantareaba de la honda
Todo nostalgia del pasado que vive dormida en la memoria.
Los arreos y arneses de otro tiempo que él gañan lucia en San Antón, colgados yacen en museos cargados de historia; frentaleras, pecheras, ramales, campanillos, bozales, y mantas tejidas con lana de oveja merina de nuestra tierra Manchega de raíces genovesas, fueron tejidas en los telares de la PARRILLA conquense que eran de gran Solera.
El joven gañan cantaba a su amada de la que estaba locamente enamorado. Cuando después de la procesión de San Antón, en alegre ALBORADA iban a lomos de sus mulas los zagales a cantar a las cruces de las calles como era costumbre en BELMONTE (CUENCA), los jóvenes y los menos jóvenes competían cantando versos de picadillo, que ellos mismo versificaban como por ejemplo: cito algunos de memoria.
A mi tierra Manchega: contemplo tu campiña solitaria, que en el pasado tiempo se oía cantar al gañan en la mañana, el que cogía la ijada por bandera, y con su otra libre sujetaba la esteba, nobleza de una estirpe que se doblaba humilde en la besana sudorosa,
Ya no se cimbrea la mula Capota negra que gateaba el lomo, ni el macho que atendía por Marinero de pelo tordo, aquel que no se cantareaba de la honda
Todo nostalgia del pasado que vive dormida en la memoria.
Los arreos y arneses de otro tiempo que él gañan lucia en San Antón, colgados yacen en museos cargados de historia; frentaleras, pecheras, ramales, campanillos, bozales, y mantas tejidas con lana de oveja merina de nuestra tierra Manchega de raíces genovesas, fueron tejidas en los telares de la PARRILLA conquense que eran de gran Solera.
El joven gañan cantaba a su amada de la que estaba locamente enamorado. Cuando después de la procesión de San Antón, en alegre ALBORADA iban a lomos de sus mulas los zagales a cantar a las cruces de las calles como era costumbre en BELMONTE (CUENCA), los jóvenes y los menos jóvenes competían cantando versos de picadillo, que ellos mismo versificaban como por ejemplo: cito algunos de memoria.