Reflexión
“En el sufrimiento se templan los corazones y se despiertan las inteligencias” esto me comentaba una poetisa que me acompaño en un viaje desde Madrid hasta Zaragoza.
En la historia y en los recuerdos que se guardan en ella nos dan la respuesta, y se cuenta que cuando los visigodos entraron en Roma al mando del rey Alarico el 24 de agosto del año 410 arrasándola a fuego y espada, dos hombres contemporáneos se enteraron de la gran catástrofe estos fueron San Jerónimo y San Agustín, el primero cayo en una depresión y dijo que la música en el dolor esta fuera del tiempo.
San Agustín reacción de diferente forma y dijo que Roma había caído como pagana y se levantaría como cristiana y así fue al correr del tiempo, siempre que ocurre una catástrofe tenemos que pensar en buscar soluciones y pensar que de esta se puede salir y siempre invocando a Dios como última consolación. Pero si dejar de ayudar al que sufre con todas las ayudas humanas que necesite.
Vemos que para consolarse por un ser querido hay que remar mar adentro como dijo el Señor y encontrar el consuelo en si mismos no hay otra, porque la otra nos llevaría a la locura, siempre hay que luchar ante las adversidades que la vida no depara que son muchas y la ciudadanía se consuela con la ciudadanía que acude aprestar ayuda al caído, sobran los agoreros y aquellos que no son capaces de sembrar ilusión a la gente que sufre.
Los desperfecto ocasionados por la Dana se pueden paliar y se saldrá de este tormento de desolación, pero nuestros seres queridos que han perecido dejando sus vidas sepultadas por el lodo, solo encontrarán consuelo en nuestros recuerdos y el que sea hombre de fe que rece por ellos, porque ya esta disfrutando de la vida sobrenatural, aunque sus cuerpos están sin vida.
La dureza de las imágenes son crudas y de mucho dolor, pero el ser humano sabe imponerse a las circunstancias esperando recibir el apoyo necesario de las autoridades que rige la nación Española.
07-12-24
“En el sufrimiento se templan los corazones y se despiertan las inteligencias” esto me comentaba una poetisa que me acompaño en un viaje desde Madrid hasta Zaragoza.
En la historia y en los recuerdos que se guardan en ella nos dan la respuesta, y se cuenta que cuando los visigodos entraron en Roma al mando del rey Alarico el 24 de agosto del año 410 arrasándola a fuego y espada, dos hombres contemporáneos se enteraron de la gran catástrofe estos fueron San Jerónimo y San Agustín, el primero cayo en una depresión y dijo que la música en el dolor esta fuera del tiempo.
San Agustín reacción de diferente forma y dijo que Roma había caído como pagana y se levantaría como cristiana y así fue al correr del tiempo, siempre que ocurre una catástrofe tenemos que pensar en buscar soluciones y pensar que de esta se puede salir y siempre invocando a Dios como última consolación. Pero si dejar de ayudar al que sufre con todas las ayudas humanas que necesite.
Vemos que para consolarse por un ser querido hay que remar mar adentro como dijo el Señor y encontrar el consuelo en si mismos no hay otra, porque la otra nos llevaría a la locura, siempre hay que luchar ante las adversidades que la vida no depara que son muchas y la ciudadanía se consuela con la ciudadanía que acude aprestar ayuda al caído, sobran los agoreros y aquellos que no son capaces de sembrar ilusión a la gente que sufre.
Los desperfecto ocasionados por la Dana se pueden paliar y se saldrá de este tormento de desolación, pero nuestros seres queridos que han perecido dejando sus vidas sepultadas por el lodo, solo encontrarán consuelo en nuestros recuerdos y el que sea hombre de fe que rece por ellos, porque ya esta disfrutando de la vida sobrenatural, aunque sus cuerpos están sin vida.
La dureza de las imágenes son crudas y de mucho dolor, pero el ser humano sabe imponerse a las circunstancias esperando recibir el apoyo necesario de las autoridades que rige la nación Española.
07-12-24