Google: poemas zafra
Mano sobre mano, como la mujer del escribano
Las manos en la rueca, y los ojos en la puerta
Mas da el duro, que el desnudo
Mas mato la cena, que salvo Avicena
Mas vale algo, que nada
LA MANCHA
Vemos las llanuras MANCHEGAS en esta época del año como una piel cubierta de lunares donde sobresale el verdor de sus viñedos, y la tierra parda de los labrados en esta época del año, haciendo juego con el blanco de sus ganados pelados paciendo en la rastrojera.
El labriego nota el Sol, porque este se deja de caer como el rescoldo se pega a la carne en el pleno frio del invierno, y desea ponerse al frescor de la alameda de chopos donde las hojas son a veces movidas por el flojo viento del estío en verano.
Vemos todavía, y a pesar de la modernidad que los cangilones sacan el agua de la noria como siglos atrás, aunque ya no vemos al burro dar vueltas con su cansino paso haciendo mover los engranajes del aquel artilugio.
Muchas de las LAGUNAS que en otro tiempo hacia las delicias del Labriego, ya se les fue el agua y están secas, no es que se hayan ellas secados, sino la acción del hombre les ha ido quitando el agua, y hoy son verdaderos OASIS para moscas y mosquitos, pues las perforaciones que el hombre ha llevado a cabo a su alrededor les ha privado de su agua.
Los acuíferos cada vez están más hondos porque se gasta más agua en el regadío del maíz y de la alfalfa, esta regada por aspersión, todo es una cadena
Mano sobre mano, como la mujer del escribano
Las manos en la rueca, y los ojos en la puerta
Mas da el duro, que el desnudo
Mas mato la cena, que salvo Avicena
Mas vale algo, que nada
LA MANCHA
Vemos las llanuras MANCHEGAS en esta época del año como una piel cubierta de lunares donde sobresale el verdor de sus viñedos, y la tierra parda de los labrados en esta época del año, haciendo juego con el blanco de sus ganados pelados paciendo en la rastrojera.
El labriego nota el Sol, porque este se deja de caer como el rescoldo se pega a la carne en el pleno frio del invierno, y desea ponerse al frescor de la alameda de chopos donde las hojas son a veces movidas por el flojo viento del estío en verano.
Vemos todavía, y a pesar de la modernidad que los cangilones sacan el agua de la noria como siglos atrás, aunque ya no vemos al burro dar vueltas con su cansino paso haciendo mover los engranajes del aquel artilugio.
Muchas de las LAGUNAS que en otro tiempo hacia las delicias del Labriego, ya se les fue el agua y están secas, no es que se hayan ellas secados, sino la acción del hombre les ha ido quitando el agua, y hoy son verdaderos OASIS para moscas y mosquitos, pues las perforaciones que el hombre ha llevado a cabo a su alrededor les ha privado de su agua.
Los acuíferos cada vez están más hondos porque se gasta más agua en el regadío del maíz y de la alfalfa, esta regada por aspersión, todo es una cadena