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BELMONTE: Reflexión...

Reflexión

“Nada de turbe, nada te espante, todo se pasa Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien tiene a Dios nada le falta, solo Dios basta”. Teresa de Ahumada.

La santa hoy esta en los altares y es doctora de la iglesia católica apostólica romana, pero aquí en la tierra no se lo pusieron fácil, pues muchas veces estuvo en el ojo del santo oficio, pero nunca llegaron a encausarla, Teresa de Ahumada fue en lo personal muy valiente y dio prueba de ello.

Siempre cuando fue monja vistió como a su estado de monja correspondía y cuando se presento ante el rey Felipe II de Austria este la miro y la monja se dio cuenta que la miraba y ella tan resuelta como siempre dijo “No soy tampoco cosa, y el rey respondió no es eso “Madre Teresa” ya se encargo el rey personalmente cuando la madre Teresa murió, mando recopilar todos sus escritos para que no se perdiera, tarea que se le encomendó al ilustre maestro Fray Luis de León el cual cotejo los escritos de la madre Teresa sin quitar ni añadir una coma.

La madre Teresa aunque no se le conoce estudios académicos fue dotada de todas las facetas que correspondían a una autodidacta y que ella dotada de una imaginación prodigiosa escribió todas las vivencia místicas que tuvo y esto lo hizo porque se lo pidieron las autoridades eclesiásticas (Se sometió a obediencia), la madre teresa fue una gran lectora de los libros de caballería que estaba en la biblioteca de un tío suyo.

La madre Teresa fue una gran Psicóloga conocedora de la vida del espíritu que ella supo inculcar a su hijas que la sucedieron en la orden que ella creo y que todavía dan gloria a Dios a pesar de haber pasado quinientos años, una cosa que me llamo la atención que prohibió todos los espejos para que las monjas melancólicas no viera su rostro por la mañana.

Tiene muchas frases lapidarias en sus obras, pero yo quiero destacar la que le preguntaron un día unos arrieros que estaban en la misma posada donde ellas y unas hijas suyas se hospedaban, “ Madre Teresa que es la vida”. Ella resueltamente contesto, “ La vida es como una mala noche en una mala posada”, y es que por aquellas fechas no había luz eléctrica que se usaba el candil con torcía de trapo y alimentado por aceite, y los colchones eran de albardín (Una especie de esparto fino).

10-11-24