BELMONTE: Una página de historia 1 parte...

Una página de historia 1 parte

La historia la escriben los hombres que vivieron los acontecimientos que se cuentan en la historia que escriben que suele ser real, y que si no la cuentan la misma historia la sepulta y al cabo de algunas generaciones nadie se acuerda lo que paso.

Por tal motivo quiero yo contar esta historia para que perdure en el tiempo dando a conocer los personajes que vivieron y la forma que tuvieron que abandonar el edificio, porque la vida es como la definió Teresa de Ahumada cuando fue preguntado por aquellos arrieros que llevaba sus mercancías a lomos de los burros ella. dijo: que la vida: “era como una mala noche en una mala posada”. Pues los arrieros se quedaron enterados lo que era la vida en aquellos tiempos.

Pero la historia que yo os quiero contar es la salida de las monjas carmelitas del convento de Belmonte y que se irían al convento de Olmedo (Valladolid) donde estaban sus hermanas de profesión. Pero aquella monja llamada Sor Ramona cuando se despedía del convento exclamo con voz amustiada “ Adiós patio de mi juventud” y es que sor Ramona ingreso en el convento a los 16 años y se iba con setenta años toda una vida se dejaba en aquella frase lapidaria que en el aire quedaría impreso para la posteridad.

Era el año 1953 cuando esta comunidad salía del convento que había sido el palacete del infante don Juan Manuel y que en el vivieron la familia de los Pachecos y aquí nacieron don Juan Pacheco y su hermano don Pedro Giro y luego este palacete fue habitado por ordenes religiosas, pero cuando se fueron la últimas monjas que lo habitaron estas se fueron porque le solicitaron al papa un breve para que las trasladarse porque el convento amenazaba ruinas y las monjitas no se podían permitirse llevar las obras de restauración que el convento necesitaba, pues ojala se hubiese restaurado el edificio y que las monjas hubiesen seguido allí en el convento que tanto apego le tenían y tantos recuerdos les traía. Pero la vida es ingrata nos va llevando a donde no queremos ir. Sor Ramona fue maestra de mi hermana y nos contaba que la monjita sor Ramona siempre le daba la mitad del chicle que tenia en la boca, también en este convento había una monjita llamada Sor María Antonia y siempre cuando íbamos a entrar sarmiento o paja los chicos al convento me recordaba mi edad, y es que mi abuela Petra era hermana de su madre Conrada y estando mi abuela velando a su hermana le avisaron de que su hija mi madre estaba pariéndome, y así reza la frase “ Deja a la que esta muriendo y acude a la que está pariendo” esto es un pareado.