BELMONTE: La lectura de la memoria...

La lectura de la memoria

Muchas veces compramos un libro porque nos llama la atención la fotografía de sus pastas y creemos que hemos hecho una buena compra porque a parte de sus pastas nos ha llamado la atención de su titulo que parece de sugerente, y vamos a casa tan contentos creyendo que hemos acertado en la compra y lo abrimos con ilusión creyendo que nos va a gustar su lectura, pero cuando terminamos de leer el primer capítulo deja de interesarnos sus lectura, pero empezamos a leer el segundo capítulo y el libro se no cae de las manos porque no le encontramos ninguna cosa que nos deleite y lo dejamos cerca del cubo de la basura para tirarlo al contamine al día siguiente. Hoy vemos que el mercado está lleno de libros que se los comprásemos seguirían el mismo camino que el que compramos.

En cambio llevamos vivencias en nuestra memoria que cuando las recordamos nos dan la alegría y nos llevan aquel momento que vivimos el día de San Pedro y San Pablo, pues estábamos al principio de comenzar las labores del verano y ya estábamos trillando y este día de de los dos santos era fiesta en Belmonte de Cuenca y me acuerdo que estaba de trillador en casa del Sr. Pablo Colomina y por la mañana fuimos a felicitarlo todos los labradores incluidos los trilladores, y el agradeció que fuésemos a felicitarlo pues apenas si salía del despacho pero me acuerdo que su hija Tita nos dio un cigarro de la Marca DIANA pues era de los más baratillos, y al salir de la reunión se lo di al mayoral que le gustaba mucho fumar.

Ves esto es una pagina de mi vida que no viene en los libros pero yo la escribo porque la llevo dentro de vi en mi memoria que buena compañera ha sido esta en mi vida, aquel día de San Pedro y San Pablo fuimos al cine que costaba una peseta que era la entrada más barata y ya sabias donde te tocaba que era el Gallinero allí íbamos los que no teníamos mucho dinero para comprar, pues después del cine te daba tiempo de ir al Paseo de la Virgen de Gracia donde iba lo más granado de la juventud de la villa de Belmonte de Cuenca y todavía no había llegado el progreso porque las jóvenes que estaban segando y había hecho fiesta tenia que ponerse los maguitos en los brazos porque no podían pasar a la Ermita con los brazos desnudos. Hoy podemos comprobar como la gente va a la iglesia en verano.