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BELMONTE: Foro de BELMONTE (Cuenca)...

Foro de BELMONTE (Cuenca)

Reflexión

Un joven en una situación de apuro (Me había columpiado en mes)

Aquella tarde del día siete de Diciembre del año mil novecientos cincuenta y nueve venia un servidor de la Aldea de Haro donde estaba sirviendo de labrador a Belmonte mi pueblo, y tenia que regresar a la aldea el día ocho que era la Purísima Concepción de María Santísima y me levante por la mañana me hice un batido de dos huevos con un chorro de vino tinto para reforzar mis ánimos, esta clara por la mañana sienta bien y hace buen cuerpo.

Pues después de tomarme el batido y antes de coger la bicicleta me puse el pañuelo de la cabeza y acto seguido se levantó mi madre y le pregunte que donde estaba la boina, pues siempre he tenido este habito de ser un despistado. Cogí la bicicleta y mi madre me dijo que tuviera cuidado en la carreta, claro que por aquellas fechas no me encontré a nadie y a esas horas menos pues eran las cinco de la mañana. y en Belmonte había solo tres vehículos.

Sali a la carreta y empecé a pedalear y se me fue el frio del cuerpo y pedaleando pase el pueblo de Villaescusa de Haro y no se oía a nadie salvo el ladrido de algún perro callejero que estaba en la calle pasando frio. Pero yo seguí carretera adelante llegando a la Cuesta de los Escurrizos aquí hay una cruz de un accidente de un muchacho que se mató bajando la cuesta con la bicicleta, pues yo subí la cuesta llegado a una planicie que le dicen el campillo, pues por aquí salen muchas setas de cardo.

Llegue a la bajada de la cuesta que se veía la Nava que también es una planicie hasta subir una cuesta donde se inicia la bajada de la cuesta de la Herradura, antes de llegar a esta deje la Casa del tío Justo a la izquierda y, que le dicen Casa Blanca donde habíamos ido por estas fechas hacer bailes y muchas chicas de las Pedroñeras venían a sembrar ajos y se quedaban a dormir en casa del tío Justo y, me acuerdo que las mujeres mayores que nos veían bailar decían no saben bailar pero mira cómo se agarra.

Ya había bajado la cuesta de la Herradura y estaba cruzando el rio Záncara para coge la carreterilla que me llevaría a la aldea de Haro, nada más que coger la carreterilla de la aldea a la izquierda dejaba el molino Catapún al cual íbamos alguna noche hacer chocolate y jugar a las cartas pues tenia dos muchachas de nuestra edad y eran muy guapas y la aldea de Haro estaba cerca del molino de Catapún.

Yo seguí pedaleando y tuve que subir la cuesta de las ruinas de Castillo y cuando corone la cuesta al fondo se veía la aldea de Haro y cuando me iba acercando y antes de llegar a la casa de labor salieron los dos mastines el Tremendo y el Sargento y me baje de la bicicleta y me la puse de parapeto pues veía que me comían y yo no hacia más que decirles Picho, Picho, Picho y ellos llegaron a morder la rueda de la bicicleta hasta que dejaron de acometerme y yo salí del apuro aquella hora todavía no había amanecido era de noche, pues yo les echaba pan todos los días y ellos no conocieron mi voz. y es que los perros por la noche no conocen a nadie.

Pues cuando llegue a las portas pase por la puerta pequeña que no estaba echada más que la aldaba y pase al patio donde estaba el aljibe y luego pase a la cuadra donde estaban las mulas y luego deje la bicicleta en el cuarto que teníamos por costumbre dejar la bicicletas luego fui a la cocinilla y eche lumbre y tuve que esperar a que se levantara la mayorala para que me diera de almorzar pues aquella mañana almorcé gachas de harina de titos y una tajada de tocino, luego partí una rebanada de melón y después de almorzar me fui a sacar agua del pozo y llenar la pila de agua para sacar a las muchas a que bebiesen agua, pues solo había dieciséis mulas ocho pares.

Que edad tan bonita esa de los dieciocho años, aunque me hermana ha llegado a decir siempre que juventud más tonta ha tenido mi hermano Agustín.

25-11-24