Reflexión
Enséñame, Señor a recordar mi pasado y a saber vivir mi presente.
Es bueno y laudable de recordar nuestro pasado para aprovechar nuestro presente, por aquello que dicen que los pueblos que se olvidan de su historia vuelven a cometer los mismos errores, también podemos sacar alguna lección de nuestros errores cometidos en años pasados, y de ellos podemos extraer alguna lección al poder contratar la decisiones que tengamos que acometer en el presente.
La vida del hombre pasa por distintas etapas que suelen repetirse a lo largo de la vida, aunque por supuesto no tienen que ver una cosa con la otra, pero en alguna forma se conocen, y si vamos a los años de nuestra niñez y juventud nos daremos cuenta de las grades cosas que se han sucedido en el tiempo y que una han servido para beneficiar a la humanidad y otras han traído cosas menos buenas que los hombres han ido aceptando.
Esta es la vida del hombre con sus adelantos y retrocesos pues a nivel familiar vemos que han ocurrido cosas verdaderamente desastrosas y vemos que hay muchas familias rotas y otras vemos que están desestructuradas con el ritmo que imponen los trabajos y el vivir esta sociedad que cada vez es más exigente.
Podríamos echar la vista para atrás y poder valorar lo que hemos podido alcanzar con el sacrificio y que pagamos un alto precio, también vemos la juventud de hoy que también tiene que sacrificarse para poder establecerse y ser independiente, cuando los trabajos escasean y son mal pagados, pero creo que algo hemos ganado porque si nos remontamos a los años anteriores faltaba de todo, cosa que ahora estamos en la era de la abundancia y hay de todo en los supermercados.
Lo que falta en trabajo para poder comprar lo que necesitamos, en aquellos tiempos de los que recuerdo no había lo más elemental que hacía falta en los hogares como era el pan, la leche y el aceite, este último se conseguía de estraperlo y como los estraperlista corría el riesgo al ser interceptado por la guardia civil, aquellos años de los cuales me acuerdo había poca diversión y en llegando la noche la familia se reunía entorno a la chimenea donde estaba la lumbre que te calentabas por delante y por detrás te helabas.
Pero a las mujeres le salían las cabrillas y los sabañones a las sirvientas que tenían que fregar con el cubo y la bayeta, entonces no había fregonas.
Pero la gente era feliz porque veía que a la vecina del al lado le pasaba otro tanto de lo mismo, y por la mañana mirabas a ver la vecina que había encendido el fuego para ir a por una badilada de fuego para encender tu fuego y ahorrarte una cerilla que hasta esta estaba racionada lo mismo que el tabaco que los hombres tenían destinado una ración y de ella no podían pasar, me acuerdo de que mi padre liaba el cigarro por la noche le daba una calada lo apagaba y lo dejaba en la cornisa para encenderlo por la mañana pues parece que le sentaba bien porque nunca lo vi de toser.
Pero me acuerdo de un jefe del trabajo que me contaba que su padre había sido muy fumador y que al estar comiendo le daba la tos y no paraba hasta que no arrancaba y me decía que él lo aguantaba porque era su padre pero que los hijos no podían comer con ellos porque no aguantaban al abuelo verlo toser. Por el maldito tabaquismo.
08.12-24
Enséñame, Señor a recordar mi pasado y a saber vivir mi presente.
Es bueno y laudable de recordar nuestro pasado para aprovechar nuestro presente, por aquello que dicen que los pueblos que se olvidan de su historia vuelven a cometer los mismos errores, también podemos sacar alguna lección de nuestros errores cometidos en años pasados, y de ellos podemos extraer alguna lección al poder contratar la decisiones que tengamos que acometer en el presente.
La vida del hombre pasa por distintas etapas que suelen repetirse a lo largo de la vida, aunque por supuesto no tienen que ver una cosa con la otra, pero en alguna forma se conocen, y si vamos a los años de nuestra niñez y juventud nos daremos cuenta de las grades cosas que se han sucedido en el tiempo y que una han servido para beneficiar a la humanidad y otras han traído cosas menos buenas que los hombres han ido aceptando.
Esta es la vida del hombre con sus adelantos y retrocesos pues a nivel familiar vemos que han ocurrido cosas verdaderamente desastrosas y vemos que hay muchas familias rotas y otras vemos que están desestructuradas con el ritmo que imponen los trabajos y el vivir esta sociedad que cada vez es más exigente.
Podríamos echar la vista para atrás y poder valorar lo que hemos podido alcanzar con el sacrificio y que pagamos un alto precio, también vemos la juventud de hoy que también tiene que sacrificarse para poder establecerse y ser independiente, cuando los trabajos escasean y son mal pagados, pero creo que algo hemos ganado porque si nos remontamos a los años anteriores faltaba de todo, cosa que ahora estamos en la era de la abundancia y hay de todo en los supermercados.
Lo que falta en trabajo para poder comprar lo que necesitamos, en aquellos tiempos de los que recuerdo no había lo más elemental que hacía falta en los hogares como era el pan, la leche y el aceite, este último se conseguía de estraperlo y como los estraperlista corría el riesgo al ser interceptado por la guardia civil, aquellos años de los cuales me acuerdo había poca diversión y en llegando la noche la familia se reunía entorno a la chimenea donde estaba la lumbre que te calentabas por delante y por detrás te helabas.
Pero a las mujeres le salían las cabrillas y los sabañones a las sirvientas que tenían que fregar con el cubo y la bayeta, entonces no había fregonas.
Pero la gente era feliz porque veía que a la vecina del al lado le pasaba otro tanto de lo mismo, y por la mañana mirabas a ver la vecina que había encendido el fuego para ir a por una badilada de fuego para encender tu fuego y ahorrarte una cerilla que hasta esta estaba racionada lo mismo que el tabaco que los hombres tenían destinado una ración y de ella no podían pasar, me acuerdo de que mi padre liaba el cigarro por la noche le daba una calada lo apagaba y lo dejaba en la cornisa para encenderlo por la mañana pues parece que le sentaba bien porque nunca lo vi de toser.
Pero me acuerdo de un jefe del trabajo que me contaba que su padre había sido muy fumador y que al estar comiendo le daba la tos y no paraba hasta que no arrancaba y me decía que él lo aguantaba porque era su padre pero que los hijos no podían comer con ellos porque no aguantaban al abuelo verlo toser. Por el maldito tabaquismo.
08.12-24