A EOLO Dios del aire
El aire nace y se levanta
crece y haciéndose huracán
con su fuerza salvaje maltrata
a los árboles que se tronchan
nada lo detiene, ni el orden acata.
La teja la mueve y la vuela
los invernaderos los destroza
por las rendijas el se cuela
y gira la veleta cual peonza
empujando al barco por su vela.
Su furor la mar embravece
se estrellan las olas en la roca
la arena en la playa la decrece
y despavorida va saltado la orca
al fin parece que todo fenece.
Huyen las nubes muy aprisa
buscando un lugar más apacible
se oscurece el Sol y sé esclisa
tremola la bandera invencible
y la noche trae la paz en su brisa.
Observa el ojo humedecido
los daños que le han infringido
se siente el hombre vencido
sabiendo que ha de seguir tejiendo
de esto está el bien convencido.
El aire nace y se levanta
crece y haciéndose huracán
con su fuerza salvaje maltrata
a los árboles que se tronchan
nada lo detiene, ni el orden acata.
La teja la mueve y la vuela
los invernaderos los destroza
por las rendijas el se cuela
y gira la veleta cual peonza
empujando al barco por su vela.
Su furor la mar embravece
se estrellan las olas en la roca
la arena en la playa la decrece
y despavorida va saltado la orca
al fin parece que todo fenece.
Huyen las nubes muy aprisa
buscando un lugar más apacible
se oscurece el Sol y sé esclisa
tremola la bandera invencible
y la noche trae la paz en su brisa.
Observa el ojo humedecido
los daños que le han infringido
se siente el hombre vencido
sabiendo que ha de seguir tejiendo
de esto está el bien convencido.