Reflexión
Sobre las ALABANZAS.´-
Vamos a tocar otro tema, que he tenido que saborear alguna vez, que otra, en los trabajos, y esto puede producir ciertos mareos.
Emprimar lugar os diré que palabras jocosas con mis jefes ninguna, por aquello que dicen por nuestra tierra que riñen los arrieros y pagan luego los burros. De esto también me ha librado la lectura, sobre todo las confesiones del santo obispo de Hipona como fue San Agustín.
El Santo que llegó a conocerse sabia como era la carne mortal del hombre, y cuando el conde Darío lo ensalza hasta el extremo como hombre sabio, y lleno de Dios, San Agustín le responde que no le gusta que lo ensalcen los hombre porque el tiende a ser débil en este aspecto, pero que tampoco quiere que lo bajen como hacían otros que lo tenían atravesados como eran: Donatistas, Pelagianos y Maniqueos.
Ves aquí tomo pie para decir que no es bueno que uno se suelte el pelo por si acaso nos ponen la zanahoria y detrás de la puerta esta el del palo.
A pesar de no ser esto así siempre de esta forma, mi natural, que es malicioso por naturaleza. piensa mal, pero con todo y con ello me gusta más que piensen bien de mí, que mal.
Uno también necesita tener personas que hablen bien de uno, somos humanos y débiles por naturaleza.
Pero tengo que decir si lugar a sonrojarme que nunca goce de buena fama entre los míos no a sido con otros que conviví con ellos y en algunas cosas me alabaron, aunque siempre fui gato que no le gustaba que le pasaran la mano por el lomo, y tampoco fui gato que le pisaran el rabo y no se revolviese.
Tuve un jefe que ya esta en lugar seguro donde iremos todos al dejar esta vida, y siempre decía Zafra nunca se equivoca y esto lo decía cuando más gente había en el despacho.
Un día llegó de la reunión de Área y cuando llegó al despacho donde yo estaba dijo: es verdad lo que Ginesa dice, y yo le conteste, pues no se lo que dice Ginesa, y el jefe me respondo “ De que coges las cosas a la primera”, pero yo le conteste a mi Jefe que era el Sr. Suárez no se estará usted, como no me estaré, cachondeando, y el me dijo muy enfadado Zafra, yo cuando digo algo del trabajo nunca me cachondeo y menos ahora.
Pues las cosas no llegaron a mayores. Siempre me alabo este jefe, y yo lo serví con verdadero sigilo y dedicación, pues nunca me atropello. Este igual que los demás, ves en mi casa y entre los míos nunca me dieron fama, pero yo me la gane con personas donde preste mis servicios en el trabajo. Y esto que digo alguno que lo lea lo podrá confirma y lo podrá afirmar que así fue porque trabaje también con el, ¿O no es así como lo cuento? Amigo.
25-01-25
Sobre las ALABANZAS.´-
Vamos a tocar otro tema, que he tenido que saborear alguna vez, que otra, en los trabajos, y esto puede producir ciertos mareos.
Emprimar lugar os diré que palabras jocosas con mis jefes ninguna, por aquello que dicen por nuestra tierra que riñen los arrieros y pagan luego los burros. De esto también me ha librado la lectura, sobre todo las confesiones del santo obispo de Hipona como fue San Agustín.
El Santo que llegó a conocerse sabia como era la carne mortal del hombre, y cuando el conde Darío lo ensalza hasta el extremo como hombre sabio, y lleno de Dios, San Agustín le responde que no le gusta que lo ensalcen los hombre porque el tiende a ser débil en este aspecto, pero que tampoco quiere que lo bajen como hacían otros que lo tenían atravesados como eran: Donatistas, Pelagianos y Maniqueos.
Ves aquí tomo pie para decir que no es bueno que uno se suelte el pelo por si acaso nos ponen la zanahoria y detrás de la puerta esta el del palo.
A pesar de no ser esto así siempre de esta forma, mi natural, que es malicioso por naturaleza. piensa mal, pero con todo y con ello me gusta más que piensen bien de mí, que mal.
Uno también necesita tener personas que hablen bien de uno, somos humanos y débiles por naturaleza.
Pero tengo que decir si lugar a sonrojarme que nunca goce de buena fama entre los míos no a sido con otros que conviví con ellos y en algunas cosas me alabaron, aunque siempre fui gato que no le gustaba que le pasaran la mano por el lomo, y tampoco fui gato que le pisaran el rabo y no se revolviese.
Tuve un jefe que ya esta en lugar seguro donde iremos todos al dejar esta vida, y siempre decía Zafra nunca se equivoca y esto lo decía cuando más gente había en el despacho.
Un día llegó de la reunión de Área y cuando llegó al despacho donde yo estaba dijo: es verdad lo que Ginesa dice, y yo le conteste, pues no se lo que dice Ginesa, y el jefe me respondo “ De que coges las cosas a la primera”, pero yo le conteste a mi Jefe que era el Sr. Suárez no se estará usted, como no me estaré, cachondeando, y el me dijo muy enfadado Zafra, yo cuando digo algo del trabajo nunca me cachondeo y menos ahora.
Pues las cosas no llegaron a mayores. Siempre me alabo este jefe, y yo lo serví con verdadero sigilo y dedicación, pues nunca me atropello. Este igual que los demás, ves en mi casa y entre los míos nunca me dieron fama, pero yo me la gane con personas donde preste mis servicios en el trabajo. Y esto que digo alguno que lo lea lo podrá confirma y lo podrá afirmar que así fue porque trabaje también con el, ¿O no es así como lo cuento? Amigo.
25-01-25