Hola a todos los Foreros de Bolliga, la Ventosa y Cuevas de Velasco así como a tantos foreros que solamente nos leen. A todos un cordial saludo desde la Ventosa donde me encuentro pasando este fin de semana.
Poco tengo que comentar de mi pueblo salvo que la siembra luce un color verde envidiable, y a la que le vendría de maravilla que la lluvia hiciera acto de presencia. Poco que decir de la política, ya que al conocernos todos, y presentarse los mismos de siempre, poco hay que comentar. Aquí no llegan las peleas ni las promesas de los Partidos en las capitales, donde se despellejan unos a otros sin vergüenza alguna, y en estas elecciones con bastante motivo de unos y de otros.
En definitiva amigos venir al pueblo es venir a un oasis de paz.
El motivo de mi escrito hoy, es transcribir un artículo de la revista de Bólliga, El Garañoncillo que en su Nº 8 de Mayo de 2008 se refiere a "LOS MERCADERES AMBULANTES".
Lo escribió Encarna Cruz Ruiz a la que le pido mil disculpas por no haber respondido a su amable invitación de ir a charlar con Ella y conocerla en la Semana Santa pasada. A pesar de la cercanía de nuestros pueblos, no pude "robarle" a mi tiempo ni un par de horas para tan agradable fin, y el motivo no fue otro que atender a mis hijas, yernos y nietos venidos desde Madrid a pasar esos días en mi casa. Eso, y la asistencia a todos los Actos Religiosos propios de esos días impidió lo que sin duda hubiera sido (y espero que sea) un agradable e instructivo encuentro. Reitero mis disculpas Encarna.
El escrito dice así:
" Al recibir el artículo que Antonio nos envió sobre la posada, rememora mi mente la cantidad de gentes, que allá por los años 50, 60 y debido a la escasez y falta de lo mas necesario, para poder subsistir, había hombres y mujeres que iban de pueblo en pueblo, vendiendo y comprando las cosa mas insólitas y raras, hoy ni siquiera se piensa que esos géneros se pudieran comprar. Un Señor de Priego al que llamábamos el Tio Lanero, nos traía lana para hacer los piales, (la gente mayor sabe que eran calcetines de lana gruesa) y también Botijos, todo esto en un serón y con un burro. Otro nos traía algarrobas y paloduz, al llegar a la plaza toda la chiquillería nos poníamos a rebuscar en nuestras casas, suelas de goma de alpargatas, pues ese era el precio que el buen hombre quería. Otras veces salíamos a la puerta al oír la trompeta que pregonaba primero el Tío Victoriano (Pataco), y después Crescencio, "la que quiera comprar vidriado fino por trapos, que acuda a la plaza" este vidriado fino, eran platos de barro, loza etc., cambiados por trapos viejos al peso.
Venían unas mujeres a las que llamábamos estraperlistas desde Cuenca y se apeaban en la estación del ferrocarril de Villar del Saz, andando los 11 Km, que dista nuestro pueblo de allí, cargando unas enormes cestas con tapa y conteniendo azúcar, y otros productos que no teníamos, y a cambio se llevaban aceite, harina, era un trueque. Gitanas vendiendo telas para hacer camisas a los hombres, vestidos a las mujeres, y a los mas pequeños, sus pantaloncitos cortos, por dinero, y también por alimentos que nosotros teníamos. Pero los que a mi mas me seducían, creo que se llevaban la palma, por su estilo, su carisma, y su forma de captar compradores eran "los charlatanes". Hoy pensando en toda aquella gente y en su forma de vender (será porque la venta la he vivido en 1ª persona), se les podía considerar unos verdaderos psicólogos, sin haber estudiado medicina. Hoy desde la perspectiva que dan los años, y mirando el pasado, era todo un espectáculo verlos subidos en la parte trasera del camión y comenzar su discurso, colocando una manta encima de otra, y poniendo un precio, el cual te hacían ver era baratísimo, pero no satisfechos con ello, seguían su discurso, " y además de las mantas, regalamos un peine de carey para calvos, una pluma estilográfica de punta redonda, para los que no saben escribir, estas escriben solas, y para colmo una pelotita de goma con un carricoche, en el cual su niño anda solo". Ante estas ofertas maravillosas, todos nos mirábamos incrédulos por tan sorprendentes regalos, pues todavía no había llegado la televisión ofreciendo su fastuosa propaganda de ofertas. Siempre había un primero que rompía el hielo cargando con el montón de mantas, y a continuación salían otros cuantos. La seducción de la palabrería y la media verdad, había surtido efecto, la venta estaba hecha. Creo todavía existen estos charlatanes y hay concursos para ver cual es el mejor, según mis noticias, los hermanos Ramonet, (catalanes), se llevan la palma.
Ahora si quieres o sientes nostalgia de aquella gente charlatana y vivaracha, puedes darte una vuelta por el Rastro madrileño los domingos por la mañana, y todavía oyes algún vendedor pregonando sus artículos, yo me paro para escuchar sus alegatos dichos con una gracia y un ingenio, digno de elogio, son verdaderos artistas de la venta callejera, y además me siento transportada a otros tiempos, en los cuales mi juventud y mi inocencia, eran signos de una identidad típica de la época, y no habían sufrido el desgaste que a lo largo de los años, la vida te roba sin avisar.
Encarna Cruz Ruiz
Mayo de 2008.
Bien amigos/as, hasta aquí un precioso relato de varios recuerdos que son patrimonio de la España de los años 50- 60, y de nuestros pueblos, y que evocarán en muchos, otros recuerdos de su juventud en los que se encuentran sus padres, sus amigos, sus vecinos su novio o novia... en definitiva, hermosos recuerdos que todos hacemos lo posible por retener en nuestra mente para transmitir a nuestros descendientes.
Se despide hasta pronto, con un cordial saludo, y el respeto y admiración para los Foreros que mantienen la vida de estos Foros con sus interesantes escritos:
Manuel.
Poco tengo que comentar de mi pueblo salvo que la siembra luce un color verde envidiable, y a la que le vendría de maravilla que la lluvia hiciera acto de presencia. Poco que decir de la política, ya que al conocernos todos, y presentarse los mismos de siempre, poco hay que comentar. Aquí no llegan las peleas ni las promesas de los Partidos en las capitales, donde se despellejan unos a otros sin vergüenza alguna, y en estas elecciones con bastante motivo de unos y de otros.
En definitiva amigos venir al pueblo es venir a un oasis de paz.
El motivo de mi escrito hoy, es transcribir un artículo de la revista de Bólliga, El Garañoncillo que en su Nº 8 de Mayo de 2008 se refiere a "LOS MERCADERES AMBULANTES".
Lo escribió Encarna Cruz Ruiz a la que le pido mil disculpas por no haber respondido a su amable invitación de ir a charlar con Ella y conocerla en la Semana Santa pasada. A pesar de la cercanía de nuestros pueblos, no pude "robarle" a mi tiempo ni un par de horas para tan agradable fin, y el motivo no fue otro que atender a mis hijas, yernos y nietos venidos desde Madrid a pasar esos días en mi casa. Eso, y la asistencia a todos los Actos Religiosos propios de esos días impidió lo que sin duda hubiera sido (y espero que sea) un agradable e instructivo encuentro. Reitero mis disculpas Encarna.
El escrito dice así:
" Al recibir el artículo que Antonio nos envió sobre la posada, rememora mi mente la cantidad de gentes, que allá por los años 50, 60 y debido a la escasez y falta de lo mas necesario, para poder subsistir, había hombres y mujeres que iban de pueblo en pueblo, vendiendo y comprando las cosa mas insólitas y raras, hoy ni siquiera se piensa que esos géneros se pudieran comprar. Un Señor de Priego al que llamábamos el Tio Lanero, nos traía lana para hacer los piales, (la gente mayor sabe que eran calcetines de lana gruesa) y también Botijos, todo esto en un serón y con un burro. Otro nos traía algarrobas y paloduz, al llegar a la plaza toda la chiquillería nos poníamos a rebuscar en nuestras casas, suelas de goma de alpargatas, pues ese era el precio que el buen hombre quería. Otras veces salíamos a la puerta al oír la trompeta que pregonaba primero el Tío Victoriano (Pataco), y después Crescencio, "la que quiera comprar vidriado fino por trapos, que acuda a la plaza" este vidriado fino, eran platos de barro, loza etc., cambiados por trapos viejos al peso.
Venían unas mujeres a las que llamábamos estraperlistas desde Cuenca y se apeaban en la estación del ferrocarril de Villar del Saz, andando los 11 Km, que dista nuestro pueblo de allí, cargando unas enormes cestas con tapa y conteniendo azúcar, y otros productos que no teníamos, y a cambio se llevaban aceite, harina, era un trueque. Gitanas vendiendo telas para hacer camisas a los hombres, vestidos a las mujeres, y a los mas pequeños, sus pantaloncitos cortos, por dinero, y también por alimentos que nosotros teníamos. Pero los que a mi mas me seducían, creo que se llevaban la palma, por su estilo, su carisma, y su forma de captar compradores eran "los charlatanes". Hoy pensando en toda aquella gente y en su forma de vender (será porque la venta la he vivido en 1ª persona), se les podía considerar unos verdaderos psicólogos, sin haber estudiado medicina. Hoy desde la perspectiva que dan los años, y mirando el pasado, era todo un espectáculo verlos subidos en la parte trasera del camión y comenzar su discurso, colocando una manta encima de otra, y poniendo un precio, el cual te hacían ver era baratísimo, pero no satisfechos con ello, seguían su discurso, " y además de las mantas, regalamos un peine de carey para calvos, una pluma estilográfica de punta redonda, para los que no saben escribir, estas escriben solas, y para colmo una pelotita de goma con un carricoche, en el cual su niño anda solo". Ante estas ofertas maravillosas, todos nos mirábamos incrédulos por tan sorprendentes regalos, pues todavía no había llegado la televisión ofreciendo su fastuosa propaganda de ofertas. Siempre había un primero que rompía el hielo cargando con el montón de mantas, y a continuación salían otros cuantos. La seducción de la palabrería y la media verdad, había surtido efecto, la venta estaba hecha. Creo todavía existen estos charlatanes y hay concursos para ver cual es el mejor, según mis noticias, los hermanos Ramonet, (catalanes), se llevan la palma.
Ahora si quieres o sientes nostalgia de aquella gente charlatana y vivaracha, puedes darte una vuelta por el Rastro madrileño los domingos por la mañana, y todavía oyes algún vendedor pregonando sus artículos, yo me paro para escuchar sus alegatos dichos con una gracia y un ingenio, digno de elogio, son verdaderos artistas de la venta callejera, y además me siento transportada a otros tiempos, en los cuales mi juventud y mi inocencia, eran signos de una identidad típica de la época, y no habían sufrido el desgaste que a lo largo de los años, la vida te roba sin avisar.
Encarna Cruz Ruiz
Mayo de 2008.
Bien amigos/as, hasta aquí un precioso relato de varios recuerdos que son patrimonio de la España de los años 50- 60, y de nuestros pueblos, y que evocarán en muchos, otros recuerdos de su juventud en los que se encuentran sus padres, sus amigos, sus vecinos su novio o novia... en definitiva, hermosos recuerdos que todos hacemos lo posible por retener en nuestra mente para transmitir a nuestros descendientes.
Se despide hasta pronto, con un cordial saludo, y el respeto y admiración para los Foreros que mantienen la vida de estos Foros con sus interesantes escritos:
Manuel.