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BUCIEGAS: Uno de los mayores miedos de nuestros mayores era la...

Uno de los mayores miedos de nuestros mayores era la visita de la zorra por las noches. En el pueblo no era raro despertarse por la mañana y encontrarse con que dicho animal se había llevado alguna gallina o hubiera matado a todo el gallinero. Las comadrejas no se atrevían a entrar por los gallos, pero para las zorras no eran rival. Cuando ocurría una desgracia como esa se desataba la solidaridad entre los vecinos y parientes. Los allegados a la víctima le regalaban una o dos gallinas para que pudiera reponerse y contar con los huevos frescos que tan necesarios eran entonces para complementar la dieta. En muchos pueblos de Cuenca era costumbre recompensar a los cazadores que acabasen con zorros, lobos y cuervos. En el caso de Buciegas, si aparecía alguien con un zorro matado, se le daba lo que entonces se llamaba la limosna. Se pasaba por las calles del pueblo con el cadáver del animal y todos le daban algo en recompensa. Quién un duro, quién media docena de huevos. Había matado un enemigo común y era justo que la comunidad le gratificara por ello. Los días que eso pasaba eran casi de fiesta, ya que los críos iban detrás del cazador haciendo ruido. Molineros y pastores solían poner trampas para ver si pillaban algún zorro y ganarse así un sobresueldo. La costumbre debió desaparecer en los años 50 y principios de los 60, cuando la emigración vació el pueblo.