Al llegar a la ermita fuimos directamente a la “Mesa de la Virgen”, para ver la inscripción que luce en sus cuatro caras. Desde la piedra, la vista del santuario luce estupenda, una imagen detenida en el tiempo, con la monumental noguera sombreando la plazuela, cuyas hojas de tonos dorados anunciaban ya el cambio de estación. El gran bloque de piedra caliza se halla labrado en forma de cubo y sirve como asiento a las andas de la Virgen durante la procesión de Pentecostés. Junto a la piedra pasa una ... (ver texto completo)