Una tarde en Cuevas de Velasco
El sofocante calor del día se transformó en frescura nada más alcanzar su plaza que, a esas horas, ya bullía de ambiente. La gente en Cuevas vive sus calles y no es de extrañar. Detalles de color adornan puertas y ventanas de fachadas delicadamente encaladas, recreando un ambiente acogedor que envuelve a todo aquél que lo visita.
Piedra, madera y cal, elementos tan naturales, tan nuestros, recobran en Cuevas todo su esplendor y el protagonismo que merecen.
Sus poyos, asientos nobles, espectadores silenciosos de tantas y tantas historias contadas al fresco en las cálidas noches veraniegas, siguen en pie invitando al visitante al descanso.
En este entorno mágico, nos esperaba un grupo que ya considero de amigos, deseosos de montrarnos con orgullo sus tesoros que son muchos. El más preciado de todos ellos, para mí, su generosidad, hospitalidad y alegría.
Tengo mucho que agradecerte Antonio. Tu amistad hace que me sienta una más en tu delicioso pueblo.
No soy de las que rezan pero hoy sí le he pedido al Cristo de La Ventosa, en quien confío, que te proteja hoy y siempre, para poder disfrutar de veladas como la de ayer en las que estuviste muy presente.
Un abrazo
Zoqueta
El sofocante calor del día se transformó en frescura nada más alcanzar su plaza que, a esas horas, ya bullía de ambiente. La gente en Cuevas vive sus calles y no es de extrañar. Detalles de color adornan puertas y ventanas de fachadas delicadamente encaladas, recreando un ambiente acogedor que envuelve a todo aquél que lo visita.
Piedra, madera y cal, elementos tan naturales, tan nuestros, recobran en Cuevas todo su esplendor y el protagonismo que merecen.
Sus poyos, asientos nobles, espectadores silenciosos de tantas y tantas historias contadas al fresco en las cálidas noches veraniegas, siguen en pie invitando al visitante al descanso.
En este entorno mágico, nos esperaba un grupo que ya considero de amigos, deseosos de montrarnos con orgullo sus tesoros que son muchos. El más preciado de todos ellos, para mí, su generosidad, hospitalidad y alegría.
Tengo mucho que agradecerte Antonio. Tu amistad hace que me sienta una más en tu delicioso pueblo.
No soy de las que rezan pero hoy sí le he pedido al Cristo de La Ventosa, en quien confío, que te proteja hoy y siempre, para poder disfrutar de veladas como la de ayer en las que estuviste muy presente.
Un abrazo
Zoqueta
Hola, Zoqueta, muchas gracias por tanto elogios que haces del pueblo.
Esta mañana he estado en La Ventosa a que me vea el médico de guardia mi ojo
y me ha recetado unos medicamentos elojo sigue mal, apenas veo el teclado, por
por eso no te escribo mas.
UN abrazo
ABACO
Esta mañana he estado en La Ventosa a que me vea el médico de guardia mi ojo
y me ha recetado unos medicamentos elojo sigue mal, apenas veo el teclado, por
por eso no te escribo mas.
UN abrazo
ABACO