Mis queridos amigos (en masculino, sí, porque las mujeres de este Olimpo andan desperdigadas y olvidadizas últimamente... jajaja)
Ya estoy en Madrid... sin palabras después de 3 semanas sir aspirar su aire contaminado ni ensordecer con su ruido habitual.
Hecho de menos el sosiego del patio de mi casa que este año está especialmente adornado de plantas y flores, confiando que sobrevivan al largo invierno y pueda trasplantarlas en mi futura casa rural.
Los únicos ruidos (más bien notas musicales), venían de los pájaros que se apostaban en las ramas de los árboles, del agua al caer en los barreños donde mi madre lavaba la ropa (como antaño, con su losa) o de las campanas de la iglesia anunciando el ángelus o la misa.
Los momentos especiales del desayuno a primera hora de la mañana con mis chicas, de las tardes ociosas con música mientras arreglábamos algún mueble o cosíamos algún cojín,... Y, por supuesto, largas horas en la cocina (y disfrutando de ello), elaborando recetas nuevas. Para muestra... un botón. Aquí os dejo una de ellas. Esta es la tarta con la que me presenté al concurso de dulces en La Ventosa. No gané, pero no importa. No quedó ni restos... Ese fue mi premio.
Espero poder agasajaros el aó próximo con una tarta como ésta y otras más.
Un abrazo a tod@s (esta vez incluyo a las féminas para que no se me enfaden... jajaja).
Abaco, cuídate y sigue fabricando esos cestillos. El próximo día, la foto de muestra será con ellos.
Ya estoy en Madrid... sin palabras después de 3 semanas sir aspirar su aire contaminado ni ensordecer con su ruido habitual.
Hecho de menos el sosiego del patio de mi casa que este año está especialmente adornado de plantas y flores, confiando que sobrevivan al largo invierno y pueda trasplantarlas en mi futura casa rural.
Los únicos ruidos (más bien notas musicales), venían de los pájaros que se apostaban en las ramas de los árboles, del agua al caer en los barreños donde mi madre lavaba la ropa (como antaño, con su losa) o de las campanas de la iglesia anunciando el ángelus o la misa.
Los momentos especiales del desayuno a primera hora de la mañana con mis chicas, de las tardes ociosas con música mientras arreglábamos algún mueble o cosíamos algún cojín,... Y, por supuesto, largas horas en la cocina (y disfrutando de ello), elaborando recetas nuevas. Para muestra... un botón. Aquí os dejo una de ellas. Esta es la tarta con la que me presenté al concurso de dulces en La Ventosa. No gané, pero no importa. No quedó ni restos... Ese fue mi premio.
Espero poder agasajaros el aó próximo con una tarta como ésta y otras más.
Un abrazo a tod@s (esta vez incluyo a las féminas para que no se me enfaden... jajaja).
Abaco, cuídate y sigue fabricando esos cestillos. El próximo día, la foto de muestra será con ellos.