Soy descendiente de tebereños y demasiado joven para poder ver el pueblo tan idilico que muchos de vosotros tuvisteis la suerte de conocer. El pueblo que yo conozco, por desgracia, es un pueblo sin memoria histórica, sin ánimo de revivir sus tradiciones y, por encima de todo, que valora más que el dinero de las arcas municipales se gaste en una piscina innecesaria (por la poca gente que la disfrutaría, por los pocos días que se gastaría al año y lo que supondría su mantenimiento) antes que en reconstruir ... (ver texto completo)