Desde aquí quiero lanzar un mensaje de agradecimiento a una empleada del Centro de Día de El Provencio. Se trata de Maribel, no conozco su apellido, pero todos la conoceréis por "la hija del sastre". Este verano estuve visitando a mi abuela y quedé muy gratamente sorprendida por su amabilidad. Me enseñó el centro y me explicó en qué pasan el tiempo allí los internos. Me consta que trata con una ternura inmensa a los ancianos que allí se encuentran.
Muchas gracias, no imaginas cuánto significa para los familiares comprobar que nuestros mayores están en tan buenas manos.
Muchas gracias, no imaginas cuánto significa para los familiares comprobar que nuestros mayores están en tan buenas manos.