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Hace 170 millones de años (JURÁSICO), ENGUIDANOS

El Jurásico corresponde a la segunda división de la era Mesozoica o Secundaria.
Abarca un intervalo de unos 50 a 75 millones de años (según autores): desde hace 208 millones de años hasta hace 146.
Durante el Jurásico se alternarán etapas o avance de las aguas del mar (transgresiones) con otras de retirada de las mismas (regresiones).
Las transgresiones van a ocasionar grandes acumulaciones de rocas calizas y margosas en ambientes de poca profundidad. Finalmente el mar sufrirá una regresión generalizada.
Las mejores manifestaciones de estos sedimentos los tenemos en las montañas que bordean el Guadazaon y aguas arriba del Cabriel así como en las hoces del río Mira.
Gran parte de las montañas que nos rodean son arrecifes que cubrieron los mares de antaño.
Los corales surgieron de un modo similar a como ocurre hoy en día. Los corales se instalan en las pendientes de un volcán submarino y forman un arrecife.
En las capas poco profundas que delimitan el coral se depositan conchas y estos de otros animales marinos (foraminíferos, lumaquelas, esponjas silíceas o carbonáticas y corales) constituyendo un suelo de roca caliza con fósiles de este periodo.
Estos arrecifes se diferencian de los actuales en las esponjas silíceas y carbonáticas (en la actualidad dominan las blandas).
El hecho de que hasta el Cretácico no se originaran algas calcáreas logró hábitats seguros originándose depósitos carbonáticos de origen microbiano.
En los sedimentos encontramos los restos petrificados de los seres que habitaron los mares de antaño. No sólo los ammonites sobrevivieron durante millones de años: antepasados de las actuales esponjas, corales, erizos y mejillones.
Esta zona era un gran golfo en la zona ecuatorial del megacontinente Pangea que a principios del Jurásico comenzó a quebrarse. Una fisura entre el norte de África y Norteamérica y la expansión del Tethys (Mediterráneo actual) dio lugar a la abertura del Océano Atlántico Norte. Al sur de Iberia se localizaba una de las zonas de rotura.
La separación de África respecto a Eurasia creó espacios libres ocupados por el océano. Iberia se quedaría como una isla separada de las grandes placas africanas y euroasiática.