El río
Qué duro y cruel tributo
cobras tú, río y señor,
al cambiar por tu frescor
el alma teñida en luto
segando, traidor, cual Bruto,
el juncal de tus plebeyos
y un pergamino sin sellos
arranca el tallo y la mies
al arrastrar por los pies
al ahogado en tus destellos
Saturno devorador
de tus hijos, tú, Cabriel,
finges ser el San Gabriel
del cielo tú defensor,
y en tu lecho es perdedor
inocente a quien cizallas
trenzando una red de mallas
que busca al siervo cautivo
en aquel que ayer fue vivo
al que ves morir y callas
De " Enguídanos, mi sendero de versos"
Jesús
Para aquellos que tuvieron en sus aguas la cuna de su dolor
Qué duro y cruel tributo
cobras tú, río y señor,
al cambiar por tu frescor
el alma teñida en luto
segando, traidor, cual Bruto,
el juncal de tus plebeyos
y un pergamino sin sellos
arranca el tallo y la mies
al arrastrar por los pies
al ahogado en tus destellos
Saturno devorador
de tus hijos, tú, Cabriel,
finges ser el San Gabriel
del cielo tú defensor,
y en tu lecho es perdedor
inocente a quien cizallas
trenzando una red de mallas
que busca al siervo cautivo
en aquel que ayer fue vivo
al que ves morir y callas
De " Enguídanos, mi sendero de versos"
Jesús
Para aquellos que tuvieron en sus aguas la cuna de su dolor