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ENGUIDANOS: CAMINANTE DE A PIÉ...

CAMINANTE DE A PIÉ

Sabrás que te busco y que te encuentro.
Que te encuentro sin querer y que te quiero.
Que te quiero no sé por qué, por qué te siento.
Te siento y sé bien que otros te sienten...
Y porque me besa un ramaje de silencio
quiero dejar un beso de amor entre tus dientes,
un beso de amor, un sólo beso.
No sé si un beso de "adios", de "hasta luego",
o de un recuerdo que sellar perpetuamente.

Te veo, olvidado de andar por los pasillos,
sentado, de pié... pero contigo,
desprendida de un sol de tus cabellos,
orlada de amor... ¡si!, de amor sincero,
de ese amor que nunca llevó nombre...
lacónico, caliginoso, lunático,
que no aprendió ni a ser tuyo ni a ser nuestro,
que nunca fué, y si fué, en los bordes
de tus labios morirá, bajo tu aliento
y resbalará temblando por tu cuello
... pensativo.

Lloras... Las lúces de tus lágrimas irisan
el cielo de tus ojos melancólicos,
rutilantes en la bruna oscuridad.
Y una nota desprendida de la música
acaricia en tu tristeza una sonrisa
tan difícil de ver como expresar.

Soy caminante de a pié. Más bien lo somos.
Y quisiera ofrecerte un cerúleo beso,
y beso irrechazable y casi eterno,
que no bogue como lágrima en tu gesto,
que sea melífluo ni deletéreo.
Y quisira romper en mil pedazos
este amor que no es amor y es como un cielo
en que la nubes cuentan las horas
... y los retraso.

Dame un beso que dimane de otro beso,
aunque sea de "adiós" no de "hasta luego",
que rompa el hielo, que fuera marzo,
que quiero llevar una primavera
de magnolias, malvarrosas y violetas,
y un ramillete de caricias de tus manos,
y tu sonrisa convencida entre mis dientes
de un amor que nació tempranamente,
de un amor que nunca fue, y si fue...
supo que yo era caminante de a pie
sentado en el quicio de tu frente,
buscando el amor que existió ayer,
intentando comprender lo que no se puede.

Me veo, olvidado de andar por los pasillos,
diciéndote "adiós" como un niño.