a Don Antonio
Como muchos de vosotros sabréis, don Antonio fue un maestro que llegó a pueblo allá por los años 50 y algo. Aquellos que tuvieron el privilegio de recibir sus clases hablarían mejor que yo de él, ya que le conocí siendo un crío, y aunque me asombró su pedagogía permanente, nunca le atisbé la más mínima soberbia. De cualquier modo, aquello que relató, se lo escuché de viva voz hace ya unos cuantos años y así os lo paso a transferir.
Allá que aprobó la oposición a maestro estatal, decidió que el mejor método de elegir destino sería aquel que llevase parejo un buen sistema de comunicaciones con Valencia, de donde provenía. Dicho y hecho; llegado el turno eligió Enguídanos (tenía estación). Cual no sería su sorpresa al descender del convoy y comprobar que la distancia al pueblo era, y es, exagerada. Armado de paciencia, y con su maleta al hombro recorrió todo el camino, no sin cierto grado de desesperación, que fue cambiando a medida que se aproximó y comprobó el vergel que se le ofrecía como centro de trabajo. No sólo estuvo bastantes años en Enguídanos de maestro, sino que aquí conoció a Doña María con la que casó y tuvo seis hijos, que hicieron del pueblo su refugio veraniego durante muchos años.
Realmente hubo un tiempo en el que nada era imposible, ni la construcción de un viaducto soberbio, ni la aparición de un maestro como Don Antonio que acercasen la sabiduría y la comunicación a nuestro pueblo.
Jesús
Como muchos de vosotros sabréis, don Antonio fue un maestro que llegó a pueblo allá por los años 50 y algo. Aquellos que tuvieron el privilegio de recibir sus clases hablarían mejor que yo de él, ya que le conocí siendo un crío, y aunque me asombró su pedagogía permanente, nunca le atisbé la más mínima soberbia. De cualquier modo, aquello que relató, se lo escuché de viva voz hace ya unos cuantos años y así os lo paso a transferir.
Allá que aprobó la oposición a maestro estatal, decidió que el mejor método de elegir destino sería aquel que llevase parejo un buen sistema de comunicaciones con Valencia, de donde provenía. Dicho y hecho; llegado el turno eligió Enguídanos (tenía estación). Cual no sería su sorpresa al descender del convoy y comprobar que la distancia al pueblo era, y es, exagerada. Armado de paciencia, y con su maleta al hombro recorrió todo el camino, no sin cierto grado de desesperación, que fue cambiando a medida que se aproximó y comprobó el vergel que se le ofrecía como centro de trabajo. No sólo estuvo bastantes años en Enguídanos de maestro, sino que aquí conoció a Doña María con la que casó y tuvo seis hijos, que hicieron del pueblo su refugio veraniego durante muchos años.
Realmente hubo un tiempo en el que nada era imposible, ni la construcción de un viaducto soberbio, ni la aparición de un maestro como Don Antonio que acercasen la sabiduría y la comunicación a nuestro pueblo.
Jesús