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ENGUIDANOS: La pretensión es reunir en el foro gran parte de la...

La pretensión es reunir en el foro gran parte de la Serranía Baja, la Manchuela, y la comarca de Utiel-Requena.
Nada como este artículo para entender por qué hay que romper con los límites administrativos actuales:
La Comarca Caprasiana de D. Rafael Bernabeu López, cronista de la Ciudad de Requena (1970).
"Sabido es que las montañas y los ríos fueron las fronteras naturales de las primitivas regiones y comarcas.
Concretándonos a nuestra Caprasia -entre las Cabrillas y el Cabriel-, es evidente su uniformidad geográfica. Pero la fisonomía de su selvático y dilatado territorio fue cambiando tras la penetración de diversas culturas y la multiplicación de poblados en todo su ámbito. Estos quedaron asegurados al levantarse la fortaleza roqueñana, cuya protectora influencia se extendió más allá del Cabriel, buscando la vecindad de otros baluartes agarenos (Moya, Iniesta, Alarcón...), pues las fronteras orientales, antes y después del tratado de Almizra, estuvieron delimitadas por las estribaciones de las Cabrillas.
Después de la Reconquista vinieron los forcejeos fronterizos entre castellanos y aragoneses, la fijación de demarcaciones diocesanas, la implantación de los corregimientos y las divisiones administrativas más o menos artificiosas. Por cierto que estas clásicas divisiones reclaman una actualización de acuerdo con las modernas comunicaciones, ya que, en nuestro caso concreto, los pueblos colindantes (incluso de las provincias de Albacete y Cuenca) están totalmente vinculados a nuestra comarca.
La personalidad comarcana, repetimos, se consolidó al levantar los árabes la poderosa fortaleza de Rekina, cuya protección se extendió por los aledaños de la Manchuela y de la Serranía conquense.
Al ser domeñada por las huestes de Alfonso VIII (1181), la comarca quedó incorporada por breve tiempo al señorío de Iniesta; pero tras la reconquista definitiva de Requena y en virtud de la Carta-Puebla otorgada por Alfonso X (1254), nuestra flamante villa real fue poblada por 30 caballeros y escuderos fijosdalgos, 30 ciudadanos y cuantos peones "copiesen". A estos pobladores cristianos, regidores de la numerosa población morisca, les fueron entregados el Alcázar, los montes, fuentes, ríos, pastos y demás aprovechamientos del territorio caprasiano. Poco después, la aldea de Mira era incorporada a Requena.
Los generosos privilegios del Rey Sabio favorecieron el engrandecimiento de esta avanzada Castilla, brotando nuevos caseríos, dehesas y zonas de cultivo, especialmente por la vega del Oleana (Magro).
Apaciguadas las reclamaciones aragonesas sobre el requenense suelo, su creciente prosperidad no tardó en mover apetencias feudales; pero la Corona mantuvo y pertrechó esta plaza fronteriza, confiando la fortaleza a un alcaide y el gobierno comarcano con las incidencias aduaneras del Puerto Seco a un alcalde mayor.
Pero las competencias sobre límites entre municipios vecinos crearon problemas espinosos que en más de una ocasión provocaron verdaderas "batallas campales" (el paraje denominado La Contienda nos recuerda una de aquellas trifulcas); pero, con el tiempo, todos respetaron sus mojones y cruces terminales. No obstante, estas señales limítrofes eran inspeccionadas anualmente por os Caballeros de la Nómina o de Sierra, quienes presentaban ante el concejo la correspondiente "moxonera". En estos documentos se advierten curiosas denominaciones de las antiguas partidas limítrofes.
Utiel fue la primera aldea de Requena que se eximió, realizando en 1356 el deslinde del nuevo término municipal el comisario Lope Martínez de Pedrola (30.600 almudes de terreno para 170 vecinos). Y aunque años después se rectificó el primitivo amojonamiento, los pleitos entre Utiel y Requena fueron constantes, agravándolos el asunto de as aguas de Caudete. y no hubo paz hasta que el doctor Sánchez del Castillo dio en 1387 su famosa sentencia arbitral.
Poco después era nombrado el primer corregidor de Requena y su tierra: don Fernando de Arias. Por cierto que esta magistratura experimentó por aquí no pocos cambios, pues lo mismo se designaban corregidores distintos para Requena y Utiel que se unificaban con la denominación de alcaide-corregidor y capitán "a guerra"; y desde los revueltos tiempos del marqués de Villena, que anhelaba incorporamos a su dilatado feudo, la comarca se agregó a la gobernación de Chinchilla, cuyos corregidores delegaban sus funciones en alcaldes mayores.
La aldea de Mira también logró su villazgo en 1537, suscitándose una larga etapa de competencias.
Poco después se fijaban los límites definitivos entre Requena y la baronía de Cortes de Pallás, quedando nuestro término con la siguiente línea: "Comienza con un mojón en Cannada Tolluda, de donde va otro que está a ojo de la Pampanera y sigue por otros hasta el barranco Zarzoso, que es un lugar dónde ay unas cruzes; continúa por la senda Galleta y va al mojón de la Castellana o de Hortola, en la divisoria de Requena con Buñol y Cortes; prosigue cruzando el río Cañal, cerro Herrera, collado de Flex, puntal del Firao y el Sabaejo, cuyo mojón es una montera de peña donde están las armas de la Villa y unas cruzes; avanza la línea por Fuenlahiguera, rambla Castellana, Peña Horadá, rambla del Fresnal, cerro Simón, rambla del Rebollar a ojo de La Contienda y llega al camino de Valencia y al mojón donde ay una cruz junto a un pozo de agua, que es el de la postrera venta del Rebollar; sube la divisoria por la atalaya del Lobo, senda de Villar de Olmos, el Calderón, los altos del Pedregal y la Peña María, la Arqueruela, collado Almagra, la Umbría, el Reatillo, barranco Mardanex, camino de Sot y pico de Chera, donde se separan los términos de Requena, Chelva y Utiel (mojón Trifino); sigue por la Manga, Terrero Blanco, cañada de Sinarcas y camino de Aliaguilla, donde ay un camino grande y un mojón, iendo luego al pozo de Gil Gonzales, cruzando el camino de Fuenterrobles y Camporrobles, barranco Antolino, cañada de Catalla, Calahorrano y Torrubia y la rambla de Estenas." (Mojonera de 1620.)
A fines del siglo XVII, el corregimiento de Requena comprendía las aldeas de Camporrobles, con 96 vecinos; Villargordo de Requena, con 49; Caudete de Requena, con 20; Venta del Moro, con 15, y Fuenterrobles, con 11.
En 1747 obtuvo el villazgo Villargordo, previo servicio a la Corona de 825.000 maravedís; siguiéndole Camporrobles en 1782, cuyo término fue deslindado por don Ignacio de Arizabaleta. Por otra parte, los Sardineros (Ardineros), del término de Casas de Ves, fue incorporado a la jurisdicción de Requena.
Y en esta mayoría de edad de las antiguas aldeas, mientras el poderoso impulso dado a la agricultura desarrollaba otras, se erigieron en Municipios Caudete, Venta del Moro y Fuenterrobles, en 1814, y se consolidaban como independientes veinte años después.
Al constituirse nuestro partido judicial lo integraron los actuales Municipios más los de La Pesquera, Villatoya, Enguídanos, Mira, Herrumblar, Minglanilla, Puebla del Salvador, Villalpardo y Villarta.
Cuando nuestra comarca fue segregada de la provincia de Cuenca e incorporada a la de Valencia (1851), pasaron a ella los Municipios comprendidos entre el Cabriel y las Cabrillas (otra vez Caprasia), más los de Cortes de Pallás, Chera y Sot de Chera, que no tardaron en separarse.
Por voluntad de sus moradores Casas del Río, del término de Cofrentes, se incorporó en 1874 al de Requena, quedando el distrito Con una superficie de 1.503'66 kilómetros cuadrados. "

Este arículo nos sirve para entender por qué hay que incluir en este foro los pueblos al norte y al sur, al este y al oeste del Cabriel, fuera de las etiquetas administrativas. Su historia, su paisaje, e incluso su forma de hablar y sus palabros tienen rasgos comunes; rasgos comunes que tienen su origen en el arte levantino de sus pinturas rupestres, en la mezcolanza de celtíberos e íberos dilatados en el tiempo, en su pasado romano y árabe y en la lucha por castellanos y aragoneses por su posesión.
Y hoy, como ayer, unidos por un río y sus afluentes: el Cabriel. Un territorio denominado CAPRASIA en honor a las Cabrillas y este magnífico río.