Sin embargo, la historia de Miguel Lucas de Iranzo no acaba aquí.
Poco después de su muerte, en 1475, Enrique IV se presentó en Jaén de incógnito.
A la mañana siguiente, se presentó en en el Concejo, preguntó por ciertos jurados y regidores y los mandó colgar de las ventanas, al parecer en venganza por el asesinato del Condestable.
Poco después de su muerte, en 1475, Enrique IV se presentó en Jaén de incógnito.
A la mañana siguiente, se presentó en en el Concejo, preguntó por ciertos jurados y regidores y los mandó colgar de las ventanas, al parecer en venganza por el asesinato del Condestable.