Desarrollo de las operaciones
Avance franquista
Sólo unas horas después de que se dieran por finalizadas las "negociaciones" con los dos representantes del Consejo Nacional de Defensa en el aeródromo de Gamonal, el "Generalísimo" Franco dio la orden de que se iniciara la ofensiva en todos los frentes. Las primeras operaciones tuvieron lugar en el Frente Sur donde el mismo 26 de marzo el el Cuerpo de Ejército Marroquí, al mando del general Yagüe, y el Cuerpo de Ejército de Andalucía, al mando del general Muñoz Castellanos), avanzaron hacia Pozoblanco-Peñarroya (Córdoba) y Ocaña (Toledo) encontrando muy poca resistencia ya que muchas de las posiciones republicanas ya habían sido abandonadas y en seguida los Ejércitos republicanos de Extremadura y de Andalucía depusieron las armas y los pueblos se llenaban de banderas blancas ante la inminente llegada de las tropas rebeldes. El día 29 el Cuerpo Marroquí de Yagüe ya había alcanzado Ciudad Real y Puertollano; el Cuerpo de Ejército de Andalucía tomaba Bailén y Linares, mientras el Cuerpo de Ejército de Córdoba, mandado por el general Borbón, entraba en Jaén, y el de Granada comenzaba el avance por el litoral en dirección a Almería.
En el frente del Centro, los cuerpos de ejército de Toledo, Maestrazgo, Navarra y CLI avanzaron desde Talavera de la Reina, Polán y Toledo hacia el sur, y en el frente de Levante, los cuerpos de ejército de Urgel y de Aragón lo hicieron desde Torre del Burgo, Masegoso y Cifuentes hacia Madrid y Valencia. Los atacantes no encontraron resistencia. Las líneas de los frentes republicanos se desintegraron el 28 de marzo en un proceso espontáneo. Algunos soldados se abrazaban entre sí aliviados por el fin de la guerra.
La ofensiva del Ejército del Centro iniciada el día 26 tampoco encontró resistencia porque en los frentes de Madrid los republicanos habían empezado a abandonar las trincheras, especialmente después de que fueran transmitidas por radio las famosas "Concesiones del Generalísimo" que prometían "benevolencia" para los militares que favorecieran la terminación de la lucha. "Los soldados iban llegando al interior de la ciudad, cogían el metro en Cuatro Caminos y se iban a sus casas o se trasladaban al otro lado de Madrid, a Vallecas, para emprender camino hacia el Mediterráneo". Y en algunos lugares del frente se produjeron confraternizaciones entre soldados de los dos bandos que festejando que, según ellos, la guerra había acabado, y en otros sitios los soldados republicanos se pasaban al bando sublevado.
Donde los sublevados encontraron mayor resistencia fue en el frente de Levante debido a que era por Valencia por donde estaban saliendo las personalidades republicanas y había que darles tiempo. Fue el caso del Cuerpo de Ejército de Aragón, dirigido por el general Rafael García Valiño, que marchaba hacia Valencia el 28 de marzo, pues en esta ciudad aún se concentraban tropas republicanas deseosas de proteger a los refugiados del bando republicano que proyectaban abandonar España desde el puerto valenciano. Cuando estos refugiados fueron convencidos de dirigirse hacia Alicante en la tarde del día 28, las tropas republicanas cesaron su resistencia y abandonaron Valencia a la quinta columna franquista en las horas siguientes.
Así el día 29 Valencia y Alicante ya estaban prácticamente en manos de sus respectivas quinta columnas, sin que todavía hubieran llegado las tropas rebeldes, mientras que el Cuerpo de Ejército de Galicia, al mando del general Aranda, ocupaba Sagunto y el Cuerpo de Ejército de Castilla, entraba en Segorbe. Al día siguiente los italianos de la División Littorio ocupaban Almansa, Villena y Elda, y entraban en Alicante. Ese mismo día 30 la División 83 al mando del general Martín Alonso entraba triunfalmente en Valencia. El 31 de marzo, la 4ª División del Cuerpo de Ejército de Navarra, mandada por el general Camilo Alonso Vega ocupaba Murcia y Cartagena.
A los soldados republicanos que iban siendo cercados por las tropas franquistas en el frente se les ordenó que fueran dejando sus armas en montones antes de conducirles a las plazas de toros o a los campos de alambradas al aire libre. Los que estaban en las líneas posteriores tiraron sus fusiles antes de que llegaran los franquistas y se marcharon a sus casas. A lo largo del día 27 los sublevados capturaron 30 000 prisioneros en la primera línea del frente, y todas las localidades que pudieron. Al saber de esta situación, en retaguardia el Ejército Popular Republicano se autodesmovilizaba en todo el frente: divisiones y regimientos se disolvían de inmediato al saber de la cercanía de los franquistas, en tanto los soldados abandonaban posiciones y armas para volver a sus casas.
Avance franquista
Sólo unas horas después de que se dieran por finalizadas las "negociaciones" con los dos representantes del Consejo Nacional de Defensa en el aeródromo de Gamonal, el "Generalísimo" Franco dio la orden de que se iniciara la ofensiva en todos los frentes. Las primeras operaciones tuvieron lugar en el Frente Sur donde el mismo 26 de marzo el el Cuerpo de Ejército Marroquí, al mando del general Yagüe, y el Cuerpo de Ejército de Andalucía, al mando del general Muñoz Castellanos), avanzaron hacia Pozoblanco-Peñarroya (Córdoba) y Ocaña (Toledo) encontrando muy poca resistencia ya que muchas de las posiciones republicanas ya habían sido abandonadas y en seguida los Ejércitos republicanos de Extremadura y de Andalucía depusieron las armas y los pueblos se llenaban de banderas blancas ante la inminente llegada de las tropas rebeldes. El día 29 el Cuerpo Marroquí de Yagüe ya había alcanzado Ciudad Real y Puertollano; el Cuerpo de Ejército de Andalucía tomaba Bailén y Linares, mientras el Cuerpo de Ejército de Córdoba, mandado por el general Borbón, entraba en Jaén, y el de Granada comenzaba el avance por el litoral en dirección a Almería.
En el frente del Centro, los cuerpos de ejército de Toledo, Maestrazgo, Navarra y CLI avanzaron desde Talavera de la Reina, Polán y Toledo hacia el sur, y en el frente de Levante, los cuerpos de ejército de Urgel y de Aragón lo hicieron desde Torre del Burgo, Masegoso y Cifuentes hacia Madrid y Valencia. Los atacantes no encontraron resistencia. Las líneas de los frentes republicanos se desintegraron el 28 de marzo en un proceso espontáneo. Algunos soldados se abrazaban entre sí aliviados por el fin de la guerra.
La ofensiva del Ejército del Centro iniciada el día 26 tampoco encontró resistencia porque en los frentes de Madrid los republicanos habían empezado a abandonar las trincheras, especialmente después de que fueran transmitidas por radio las famosas "Concesiones del Generalísimo" que prometían "benevolencia" para los militares que favorecieran la terminación de la lucha. "Los soldados iban llegando al interior de la ciudad, cogían el metro en Cuatro Caminos y se iban a sus casas o se trasladaban al otro lado de Madrid, a Vallecas, para emprender camino hacia el Mediterráneo". Y en algunos lugares del frente se produjeron confraternizaciones entre soldados de los dos bandos que festejando que, según ellos, la guerra había acabado, y en otros sitios los soldados republicanos se pasaban al bando sublevado.
Donde los sublevados encontraron mayor resistencia fue en el frente de Levante debido a que era por Valencia por donde estaban saliendo las personalidades republicanas y había que darles tiempo. Fue el caso del Cuerpo de Ejército de Aragón, dirigido por el general Rafael García Valiño, que marchaba hacia Valencia el 28 de marzo, pues en esta ciudad aún se concentraban tropas republicanas deseosas de proteger a los refugiados del bando republicano que proyectaban abandonar España desde el puerto valenciano. Cuando estos refugiados fueron convencidos de dirigirse hacia Alicante en la tarde del día 28, las tropas republicanas cesaron su resistencia y abandonaron Valencia a la quinta columna franquista en las horas siguientes.
Así el día 29 Valencia y Alicante ya estaban prácticamente en manos de sus respectivas quinta columnas, sin que todavía hubieran llegado las tropas rebeldes, mientras que el Cuerpo de Ejército de Galicia, al mando del general Aranda, ocupaba Sagunto y el Cuerpo de Ejército de Castilla, entraba en Segorbe. Al día siguiente los italianos de la División Littorio ocupaban Almansa, Villena y Elda, y entraban en Alicante. Ese mismo día 30 la División 83 al mando del general Martín Alonso entraba triunfalmente en Valencia. El 31 de marzo, la 4ª División del Cuerpo de Ejército de Navarra, mandada por el general Camilo Alonso Vega ocupaba Murcia y Cartagena.
A los soldados republicanos que iban siendo cercados por las tropas franquistas en el frente se les ordenó que fueran dejando sus armas en montones antes de conducirles a las plazas de toros o a los campos de alambradas al aire libre. Los que estaban en las líneas posteriores tiraron sus fusiles antes de que llegaran los franquistas y se marcharon a sus casas. A lo largo del día 27 los sublevados capturaron 30 000 prisioneros en la primera línea del frente, y todas las localidades que pudieron. Al saber de esta situación, en retaguardia el Ejército Popular Republicano se autodesmovilizaba en todo el frente: divisiones y regimientos se disolvían de inmediato al saber de la cercanía de los franquistas, en tanto los soldados abandonaban posiciones y armas para volver a sus casas.