La Cava es un yacimiento arqueológico multifásico de 12 hectáreas de extensión que tuvo su primera ocupación hace 4.000 años, durante la Edad del Bronce (entre el 2.500 y el 1.000 a. C.) cuando los asentamientos en la Península Ibérica se caracterizaron por levantarse sobre cabezos o colinas de difícil acceso, muchos de ellos con fortificaciones. La Cava se ubica en lo alto de un cerro cuyo frente occidental resulta casi inaccesible, conformando una excepcional línea defensiva desde la que se puede controlar visualmente una amplia zona, con la
Sierra de Altomira al fondo, y dominar el paso natural que unía el interior con la Submeseta sur, lo que fue una de las principales
vías de comunicación peninsular. Durante las segundas excavaciones realizadas en 2015 se encontraron restos de la
muralla y otras estructuras. Además, a escasos metros hay un
campo de unas 8.000 cazoletas, pequeñas cavidades de distintos tamaños horadadas por el hombre en la
roca, que son consideradas grabados rupestres del mismo periodo. Este paraje tiene la mayor concentración de
España, seguido de
Galicia, con solo 500, aunque por ahora se desconoce cuál era su utilidad