No tengo espacio suficiente para decir que es el
pueblo para mi y todo lo que recuerdo de mis
veranos en el pueblo, es añoranza, melancolia. Recuerdo el regero de
agua que corria por la penilla y nos ibamos con el bikini a mojarnos un poco, la
casa del agueda, la carniceria del prao y su marido el
bar, la casa de la mica que estaba al lado de lo que es ahora el bar. ¡hasta vendia medicinas!, la fruteria del prao, la llegada en
verano del señor de los
frutos secos al prao y corriamos a
comprar gusanitos.
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